AIOUA
NARRATIVA GENERAL
 

AIOUA
(2022)

Roser Cabré-Verdiell

Editorial:
Males Herbes
(2022)


Colección:
Distorsions

Núm:
88

Páginas:
252

Otras ediciones:

No existen ediciones en castellano

 
 
AIOUA

Debo reconocer que esperaba con expectación la primera novela de Roser Cabré-Verdiell. Después de leer algunos relatos suyos, la mayoría de ellos magníficos (como evidencia el Premio Ictineu 2021 por “Soc la llevadora”), el paso natural era leer su narrativa en formato largo. Pero también tenía claro algo: No quería forzar la máquina. Sabía que AIOUA era una novela especial, diferente, transgresora quizá. Intuía que quizá incluso difícil de digerir. Y esa sensación se corroboró cuando escuché a la autora en una presentación del libro donde la definía como 'Juego lingüístico, un rompecabezas con vocales y consonantes, una narración con la mentira como hilo conductor'.

Estaba claro: Por muchas ganas de que tuviera que comprobar cómo la autora se había movido en el entorno de la narrativa larga, tenía que leer el libro cuando éste me llamara. Cuando no tuviera dolores de cabeza en el trabajo (o sea, en otoño-invierno) o estuviera ocupado con alguna saga o simplemente cuando me viniera especialmente de cara. Necesitaba un momento de relax y es que la lectura de AIOUA hay que hacerla en calma, leyendo sólo cuando te apetece, sin forzarla. Entonces entra sola. No hace falta intentar lo de 'va, un capítulo más'. No sirve. Aquí no. AIOUA es diferente, fluye a veces a trompicones, a veces torrencialmente, a veces se detiene el flujo y se estanca un poco. Ese momento que te detienes en medio de la nada, no al final de un capítulo, o de un párrafo. Suspendes la lectura y la dejas unas horas hasta que el libro te llama de nuevo.

Pero ¿por qué es tan especial AIOUA? La propia autora avisaba de que la novela tenía un estilo propio y se alejaba de los relatos anteriores que había escrito. Esto es algo cierto pero también totalmente falso, naturalmente. Porque Roser Cabré-Verdiell sigue ofreciéndonos su estilo tan personal, immersivo, posesivo pero también sigue hablándonos de temas universales y muy especialmente enfocados a la maternidad y todo lo que la rodea. Sólo que ahora se ha desahogado a gusto.

AIOUA es un viaje interior en busca de palabras que no salen solas, de palabras vocálicas a ser posible. Las palabras integradas por consonantes no gustan demasiado a nuestra protagonista, Rut, que si la leemos diferente es Tru, como verdad en inglés (aunque le falta la e muda). Sí, ya veis, estamos jugando a un juego lingüístico. AIOUA es la pronunciación correcta de ese estado anodino y perezoso del centro norte de EEUU, donde las inmensas llanuras rodean a una población aburrida y donde la melancolía campa a sus aires. Allí va a parar Rut, durante unos tres meses, huyendo de su presente (y pasado), de una vida cómoda con Hac (Hache en castellano), su amado. Y entonces Rut transforma IOWA en AIOUA y ese espacio abierto donde el horizonte nunca se ve entrecortado por ninguna montaña (excepto la colina del pueblo) es donde Rut busca respuestas leyendo su diccionario y compartiendo con nosotros sus vivencias a través de una visión completamente introspectiva con automutismo impuesto: Rut no habla con nadie.

“(...) Paseo las manos por el atlas para explicarle la caza de vocales, la voluntad de encontrarlas todas, de devolverlas a las cuerdas, de ser capaz de decir la verdad."

(...) “Esta transformación es fundamental porque también es la mía. Quiero decir: Soy un anagrama, Hac, porque mi nombre, Rut, tiene las letras para decir true, una verdad en inglés. Sí, vale, me falta la e. Soy una verdad mutilada. Por eso me quedo, por encontrarla. Para hacerla crecer dentro de mí.”

AIOUA es, pues, una búsqueda interior a través de una obsesión vocálica donde las consonados duelen. Cabré-Verdiell estructura la novela de forma singular, dedicando un capítulo a cada letra de AIOUA pero añadiendo también nombres reales de lugares del mundo repletos de consonantes que duelen, porque son a la vez flashbacks del pasado donde poco a poco vamos entendiendo el trauma de la protagonista. Pero estas miradas atrás son soplos de aire fresco para el lector. Mientras que los capítulos dedicados al presente de Rut tienen un estilo penetrante, incisivo y nos presentan a una novela immersiva y a veces sofocante, los capítulos consonánticos nos invitan a saber la dura realidad y están escritos paradójicamente de forma más abierta y desenfadada. Sea como fuere, el estilo de Cabré-Verdiell es penetrante, hipnótico, de gran riqueza lingüística pero sobre todo tiene la capacidad de llamar tu atención y hacernos vivir en la cabeza de nuestra protagonista, Rut.

Permitidme hacer un símil chapucero con la estructura que emplea la autora diciendo que AIOUA es todo esto y más: Con la...

A.- Atrevida. Sí, porque la autora nos hunde dentro de la psique de la Rut sin avisar, dentro de sus traumas y complejos y enseguida debemos poner de nuestra parte para intentar atisbar una trama argumental, Una presentación valiente y firme donde Cabré-Verdiell no ha tenido tiempo ni ganas de ser condescendiente con el lector: ha contado la historia tal y como quería, sin pensar si esto encajaría con el talante de quien la lee. Ha hecho un Males Herbes en toda regla. Bravo.

I.- Íntima. Porque es Rut la que nos relata unas vivencias y unas sensaciones narradas a menudo en segunda persona y dirigida al Hac. Nosotros somos voyeurs de una vida expuesta y donde se abren traumas y se nos hace partícipes de sentimientos muy escondidos. Íntima porque la trama no es coral, sólo tiene una protagonista y todo lo que le rodea a ella.

O.- Opaca. Porque a la autora no le interesa poner las cosas fáciles. Nos cuenta una historia in media res y nos traslada a los escenarios de IOWA sin que nosotros sepamos que vamos a hacer. De hecho, no sabemos exactamente cuál es el problema que ha derivado a que Rut se marche de casa. Poco a poco, pero iremos resolviendo el rompecabezas y al final todo encajará, de forma fulminante.

U.- Única. Sí, esta novela es intraducible a otras lenguas (sin perder su esencia) porque es también un canto sobre la versatilidad de nuestra lengua, el catalán. Es una novela única que sólo una persona como Roser Cabré-Verdiell (que conoció de primera mano el estado de IOWA en un largo viaje) podía escribir.

A.- Alegórica. Porque AIOUA es una reflejo, es un medio para que la autora nos abra una herida de la protagonista y nos la muestre, pero a través de personajes, situaciones y sobre todo imágenes que no son lo que parecen y que a Rut le hacen pensar en otras vivencias, imágenes y momentos. Todo lo que experimenta Rut es una alegoría de otros hechos de su pasado o de su familia, particularmente de la tensa relación con su madre. Un huevo, una cebolla, una lata de cerveza... cualquier objeto puedes constituir un reclamo para que la mente de Rut empiece a relacionar.

E.- Engañosa. Si la vocal que falta, la que no aparece en AIOUA pero que al igual que Rut y su reflejo, Tru(e), están ahí de forma invisible. La propia autora afirma la mentira como hilo conductor.

Así pues, como comentaba, volvemos a descubrir el interés perenne que tiene Roser Cabré-Verdiell con la maternidad, las relaciones madre-hija y todo lo que le rodea. Leed tanto “L’estripaventres” como “Soc la llevadora” y me entenderéis. Aquí también conoceremos a la madre de Rut, que vive de vender mentiras y que viaja en su imaginación. Rut, una hija nunca querida y que siempre es un estorbo para una madre centrada en sí misma me recuerda también a la protagonista del cuento L’horitzó estaba dins un forat a la ciutat”. Ambas buscarán la emancipación, la rebeldía pero sin poder quitarse el pasado de encima. Y el sentimiento es amargo, lleno de bilis, lleno de odio contenido. Tanto, que condiciona a toda la novela o lo que es lo mismo: Cómo la herencia viste nuestra identidad (palabras textuales de la autora).

“(...) seré como la mujer que me hacía de madre porque chupé pezones de mentira y ahora voy a dar leche viciada”.

AIOUA pues, es una novela que me ha impresionado, no sólo por su estructura o su intensidad sino porque a pesar de la sencillez de la trama que permanece escondida hasta el final, no te deja indiferente en modo alguno y demuestra, una vez más, el enorme talento literario de una autora en estado de gracia. Es muy difícil describir esta obra porque puede tener muchas interpretaciones y al mismo tiempo encontrar respuestas sencillas. Pero el trabajo que ha hecho Roser Cabré-Verdiell es despampanante. Lo evidencia que recientemente el diario Ara, ha nombrado esta novela como la mejor del año 2022 y que también llegó a finalista del Premi Sant Jordi de Omnium Cultual. Lo vale.

Eloi Puig
28/12/2022

 

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