La Catarsi 33 nos trae cuatro cuentos de autores extranjeros que se mueven entre la fascinación, el tradicionalismo, el esoterismo y el divertimento con el absurdo. Una curiosa recopilación de historias bastante equilibradas. Vamos al tajo:

Empezamos con “Cinc maneres d’enamorar-se al planeta porcellana” de la Cat Rambo, una gran conocida de la Catarsi que incluso ha ganado un Premio Ictineu. Éste es un cuento con una ambientación francamente original y un trasfondo fantástico pero también cruel que raya el terror sutil. Una chica del planeta Porcelana (cuyos habitantes están hechos de arcilla) trabaja en la oficina de turismo de su ciudad y se enamora de un humano que visita la zona. La historia es tierna y compleja pues nos topamos con dos especies diferentes que dejando a un lado la morfología tienen necesidades e impulsos que pueden acercarse el amor pero también el sadismo. La relación por un momento me ha recordado la alocada (y estratosférica) Matrioshka de Carlton Mellick III pero aquí Cat Rambo le otorga un nivel más demoledor quizás, más alejado del humor de Mellick. Muy bien.

Continuamos con “El folrellat del món és a Butteler” del también galardonado con un Ictineu Néstor Darío Figueiras. Esta vez nos situamos en un escenario físico conocido: Buenos Aires y nos hundimos en una conversación entre un doctor en psicopatología y su discípulo que construyen una conversación en torno a un extraño paciente que afirma ser extraterrestre. El diálogo va evolucionando y descubrimos las alocadas propuestas que nos ofrece el hombre que cree que ocupa un cuerpo que no es suyo. Parece que sea un caso más de locura pero el doctor nos sorprende con un final bastante interesante que nos introduce logias, cultos masónicos y mucho más. De hecho, quizá daría por una historia más larga. Notablemente curioso.

“Ritus de pas” de Bruce Golden es una elegante historia sobre la llamada a prevalever tradiciones que pueden parecer duras pero coherentes en el ecosistema donde se rigen. Un joven miembro de una indeterminada especie ex-cazadora y que ahora han alcanzado la conciencia (y entendemos que cierto grado de habilidad tecnológica) debe afrontar un rito adulto que no le apetece y que encuentra estúpido y retrógrado. Un relato, pues, que quizás no aporta demasiado de nuevo pues no deja de reflejar muchas ideas sobre aborígenes terrestres que se ven abocados a tradiciones que se ven abocados a su esencia de supervivencia. Pero aquí van algo más allá cuando la tradición resulta innecesaria al haber alcanzado un mínimo nivel de ética y conciencia sobre el entorno. Quizás la historia es muy predecible, pero me ha encantado la prosa y la traducción de Edgar Cotes

Y terminamos con un cuento que plantea una propuesta tan absurda como divertida sobre cómo enseñar ballet clásico a diferentes razas extraterrestres. El título ya lo dice todo: " La primera classe de ballet intergalàctic de la Darcy " y está escrita por Dentzel Cherry. Y si el título en sí ya es una sentencia, no hay que esperar nada extraño si descubrimos cómo una de las mejores profesoras de ballet del mundo es abducida por una raza alienígena que valora las formas de arte más excelsas de cada planeta para determinar si las extermina o no. Darcy tendrá que enseñar los primeros pasos de ballet a una horda de aliens extraños que poseen varios tentáculos, ojos y pies pero que eso sí, visten los tutús de manera convincente. Como comentaba, una pasada de tuerca, un divertimento sin sentido pero a la vez de suficiente verosimilitud humorística para que lo disfrutemos a pesar de la extraña (y fascinante) premisa inicial. A reír un poco.

Una Catarsi de pocos cuentos pero bastante completos en general, dos de los cuales estuvieron a punto de pasar ronda por la segunda fase de los Ictineu de este año... señal de que debieron de gustar bastante a los lectores.

Eloi Puig
18/05/2024