El jardín de Suldrun
FANTASÍA ÉPICA
 
     
 
 
 
 

EL JARDÍN DE SULDRUN
Lyonesse I: Suldrun's Garden
(1983)

Jack Vance

Editorial:
Gigamesh (2004)

Colección:
Gigamesh

Núm:
23

Páginas:
425

Saga:
Lyonesse

Lecturas relacionadas:
La Perla verde
Madouc


Otras ediciones:

1989 Ediciones B. Col. Nova Fantasía nº1

 
     
El jardín de Suldrun

Mi experiencia con Jack Vance había sido divertida y entretenida, leí la saga de El Planeta de la aventura y disfruté porqué no me esperaba más. Mi error ha sido precisamente este: Esperarme de esta novela un planteamiento firme, unos personajes desarrollados y una historia seria. El Jardín de Suldrun no tiene nada de todo esto pero continúa con la línea de Vance: Divertir a través de la aventura pura…

Jack Vance no te deja indiferente, con aquel tono alegre y despreocupado nos narra las aventuras (cada cual más increíble) de una serie de personajes, sus intrigas y dramas personales, ubicados todos ellos en las islas Elder, unas islas que teóricamente se situaron justo delante del golfo Cantábrico, enfrente de las costas de Aquitania. Así pues, nos encontramos con un caso de fantasía histórica? No, ni mucho menos, Vance adopta las tradiciones célticas y sus leyendas por escribir una trilogía fantástica que intenta ser próxima pero que no lo acaba de conseguir, pese a los referentes que de vez en cuando se comentan sobre tierras europeas conocidas. El simple hecho que en estas islas sitúe la ciudad de Avallon y que el linaje del mítico rey Arturo se originara en ellas, les da ya un aire más mítico.

El rey Casmir tiene como objetivo reunificar las islas Elder y proclamarse Rey de todos los reinos que actualmente la conforman. Para lograr este hito no duda en utilizar todos los recursos que tiene a su alcance para realizar matrimonios de conveniencia, pactar con magos o provocar guerras. Pero su hija Suldrun es más terca de lo que se había esperado y no le pone las cosas fáciles. Este es el argumento de partida por una serie de aventuras que nos llevan por todas las Islas Elder durante años y dónde participan muchos personajes, unos personajes estereotipados pero que te acaban resultante simpáticos.

Vance escribe lleno de jovialidad, con un argumento que a priori parece serio, con intrigas políticas, hijos no deseados, violaciones y todo una serie de recursos folletinescos, pero también con un estilo plácido nos trae una historia que aunque es típica y tópica parece tener buenos fundamentos para llegar lejos. Así transcurren los primeros diez capítulos de la novela, pero al pasar este umbral, la novela coge un ritmo trepidante que por un lado te divierte y te hace leer con una celeridad escandalosa, pero por la otra te hace dar cuenta que la novela abandona sus pretensiones de seriosidad para pasar a ser una serie de aventuras rellenadas con mucha magia que no te aporta nada más que no sea una lectura plácida.

El estilo de Vance es, como decía, despreocupado: Tanto tenemos capítulos lentos, con buenas descripciones y dónde los años pasan despacio, asentando unas bases, como de otros dónde los personajes se enamoran, se casan y crian en tres páginas. Particularmente a mí este hecho no me gusta. Esta rotura del ritmo narrativo te descoloca y hace que la lectura no sea del todo agradable.

Por otra parte, Vance tiene la tendencia de escribir en estilos diferentes. Sin ir más lejos la cincuentena de páginas dedicadas íntegramente a los niños protagonistas (las más pelmazas para mí) parecen hechos para un público juvenil con aventuras rápidas y un poco estúpidas que no llevan prácticamente a ninguna parte. Ideales para novelas juveniles pero no para introducir en esta. El autor tampoco controla el tiempo de las acciones de sus personajes. Podemos encontrar hasta cinco líneas de acción durante la novela, y a veces se centra en una durante muchos capítulos por volver atrás cuando tiene que hablar de otra. Al final del libro no sabes si han pasado 6 meses o 2 años y en qué situación están los otros personajes cuando escribe sobre un grupo concreto.

Hace muchos años pregunté a un escritor catalán -Oriol Vergés- el porqué de tantas casualidades en una de sus novelas de aventuras que me acababa de leer, y él me respondió:"- Sin casualidades no hay novela". No es que esté al 100% de acuerdo con esta afirmación, pero Vance creo que sí que lo estaría, pues para redondear líneas argumentales, Vance utiliza este método a menudo, pero debido al carácter despreocupado de la obra, acabas por no hacerle demasiado caso.

Pero no son todo pegas. El Jardín de Suldrun es un libro muy entretenido que mezcla multitud de argumentos secundarios para dar forma a una historia más o menos creíble dónde conviven reyes, guerreros, doncellas, criaturas feéricas celtas, magia y aventura, mucha aventura. Un libro que pasa volando y que se digiere bien si no haces demasiado caso del argumento, de las casualidades y del aire despreocupado Vance que por otra parte te insufla aire por disfrutar de una buena lectura apta para todo tipo de sensibilidades.

 

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