Por mucho que Isabel del Río pueda sorprendernos con obras de temáticas muy diferentes, lo que resulta claro es que ella se siente particularmente cómoda relatando historias de terror, utilizando el horror como una finalidad o como un elemento clave para la historia que nos está contando. Incluso con obras recientes y tan alejadas de la que trataremos aquí en esta reseña, como es el caso de su penúltima novela, Madre, la angustia y el terror estaban más que presentes y formaban parte intrínseca de la estructura de la novela.
No albiro el bosc (traducido al castellano, «No diviso el bosque» es un trabajo escrito con mesura y mucho cuidado, y sí, aquí el terror también viene a buscarnos y lo hace desde todas las páginas de una novela breve pero compleja y repleta de pequeñas capas que no sabes si levantar por miedo a lo que descubrirás debajo.
Pero ésta también es una obra de gran originalidad argumental, que fluye por diferentes géneros con comodidad y que nos hace abrir los ojos con algunas de sus propuestas. En cierto modo esta delicada mezcla de géneros donde encontramos ciencia ficción, fantasía y, obviamente terror sobrenatural con pinceladas de horror cósmico, es toda una aventura y me atrevería a decir que todo un reto. Salvando las distancias argumentales, la mezcla que nos propone la autora de Barcelona me ha hecho recordar otra novela corta de mezcla de géneros fantásticos como fue Els dits de la bruixa de Tamara Romero.
En No albiro el bosc la civilización moderna se ha desplomado, o al menos parece que el planeta Tierra ha reclamado lo suyo. Los hechos de un pasado no muy lejano llamados como «El despertar» o también «La anomalía» ha propiciado que la naturaleza estallara y se aferrara a lo suyo. Y por tanto los humanos han tenido que huir o refugiarse en cúpulas donde las ciudades se han aislado del mundo salvaje, del mundo exterior. Naturalmente todavía hay humanos que viven en el campo, en el bosque, en las montañas. Pueblos, asentamientos, bajo vigilancia, que controlan de una forma peculiar que la naturaleza no los ataque.
«La naturaleza renació y el ser humano casi fue erradicado, se escondió en sus microcosmos o se vio obligado a evolucionar y aceptar su sitio en el mundo. Algunos aún luchan por lo que fueron.»
A uno de estos pueblos es donde llega nuestra protagonista, Eloïse, que ha dejado a la pareja en la ciudad y ha vuelto a la aldea de su infancia... y no sabe bien porqué. En la ciudad se ahoga y necesita centrarse. Se marcha, como quien no quiere la cosa, de vacaciones, a reencontrarse con su pasado, a experimentar, descubrir y decidir. Su llegada coincidirá con la desaparición de una niña del pueblo y con el reencuentro de una vieja amiga, Clara, que ahora actúa como Guardabosque, un trabajo necesario y peligroso ahora que la naturaleza está despierta y muchos depredadores actúan de forma violenta.
Pero sobre todo, la vuelta de Eloïse a Cim Llobrec, nos servirá para que la aurora suelte su imaginación y nos sorprenda con una historia donde aparecen fantasmas, y bestias primigenias que salen de lo más profundo del bosque, y cómo envolverá la trama con dosis explícitas de terror cósmico. No debemos dejarnos engañar por la ilustración de la cubierta que parece acercarnos más a una novela introspectiva. No Albiro el bosc tiene una trama dura y visceral, que en mi opinión oscurece y oculta la parte de la historia más reflexiva.
La mezcla de géneros de la que hablaba antes es quizás uno de los puntos más interesantes de la obra. Nos encontramos en un futuro no muy lejano, de cariz distópico, donde una dictadura llamada Pankhloé parece haber decidido por sus habitantes y les ha confinado a vivir en las ciudades cúpula. Descubriremos algunas sorpresas tecnológicas propias de la insaciable especulación de la ciencia ficción. Pero por otra parte, asistimos con toda normalidad a cómo las apariciones fantasmales de gente del pueblo conviven con los habitantes que siguen vivos. Son fantasmas que no siempre interaccionan pero que cuando lo hacen, pueden convertirse en peligrosos. Y aparte también tenemos ciertos aspectos mágicos... runas de protección por ejemplo que sirven para mantener a salvo a los habitantes del pueblo de los monstruos que ahora habitan en la indómita naturaleza.
Pero también el estilo de Isabel del Río me ha gustado mucho. Contenido cuando es necesario y desatándose con insinuaciones perturbadoras cuando menos te lo esperas. Aquel terror de origen primigenio, que más allá de maldades artificiosas, busca a través de la intuición cómo sobrevivir, cómo acabar de vencer a lo impostado, lo que no pertenece al reino natural, lo que estropea el equilibrio. Quizás algunos se esperan encontrar claras referencias a la teoría de Gaia pero Del Río es más sutil que eso, nos imbuye de misticismo también. No estamos hablando de la posibilidad de que un macroorganismo haya despertado, de que la naturaleza se haya sublevado en contra de la humanidad. No, los humanos no son tan importantes, sólo son una especie que ahora vive sobre la Tierra pero existen fuerzas, ciclos cósmicos que van más allá del conocimiento que la mente humana puede concebir.
Y la autora ha disfrutado como nunca preparando este complejo puzle de actores, compuesto no sólo por las particulares protagonistas, sino también por simbiosis contra naturaleza, alteraciones del orden y equilibrio del propio cuerpo y reminiscencias del pasado. Hay que decir que la novela tiene varios capítulos breves —todos aquellos llamados Génesis— que nos sitúan en otro plano para soltar información aunque no demasiada, para sorprendernos y engatusarnos, para informar pero sin dar respuestas totalmente claras. Un camino propio del estilo de Isabel del Río.
De hecho, en este aspecto sí que me ha recordado en la novela Madre. Tenemos muchos conceptos que nos encajan pero de los que falta más información. Entiendo que esto es voluntad de la autora pero —no me caso de decirlo— necesito más explicaciones que me sirvan para entender el conjunto de lo que se nos está explicando. A veces he tenido la sensación de que se me escapan ciertas perspectivas y no sé si la estructura de la novela ya invita a que esto sea así o soy yo que no estoy lo suficientemente atento. Quizás este es el único punto que animo a mejorar a la autora: Dado que bajo una imaginación y unas ideas brillantes no siempre acaba de concluir el trabajo de forma bastante detallada. Claro que, como decía antes, quizás ésta ha sido su intención desde el principio.
No albiro el bosc es probablemente lo mejor que he leído de Isabel del Río, una autora que hace mucho que escribe y que nos propone horrores de todo tipo. Esta vez se ha superado: Tanto por originalidad como por la calidad de la propuesta. ¡Adentraos al bosque!
Eloi Puig
24/06/2025
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