L'hereu de la mort
FANTASÍA ÉPICA
 
     
 
 
 
 

L'HEREU
DE LA MORT

(2022)

Albert Font

Editorial:
Obscura Editorial
(2022)


Colección:
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Núm:
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Páginas:
298

 

 
     
Alone at the top

No es habitual comprobar cómo una editorial sale de su zona de confort para publicar obras que a priori, se alejan de su línea temática. Obscura está muy enfocada, como sabéis, a traernos historias oscuras, con el terror como gran género al que aproximarse. Por eso me sorprendió que una novela como L’Hereu de la mort saliera precisamente de esta editorial. Pero claro, después de leerla lo entiendo: L’Hereu de la mort de Albert Font no tiene nada que ver con el terror pero es una novela sólida y suficientemente atractiva para que una editorial no se la deje escapar.

Estamos hablando de fantasía épica en mayúsculas. Sí, esa fantasía que en el fondo evidencia la lucha del bien contra el mal, con numerosos personajes y geografía dispersa. Y de eso, en catalán no vamos sobrados. Pocas editoriales hasta ahora se han atrevido a publicar fantasía épica en nuestra lengua y muchos menos de nuestros autores. Quizás Ediciones SECC sería la más representativa; y también podemos encontrar algunas publicaciones dignas como La pedra de la llum de Carles Vilar. Pero ahora Albert Font ha llegado al tablero de la épica para jugar. Y lo hace con L’Hereu de la mort, una atractiva aventura fantástica.

Empezamos: La propuesta de Albert Font nos acerca al mundo de Sanaah, representado —como no— por un gran mapa donde podemos descubrir continentes, golfos y cordilleras y donde nuestro protagonista, Jarrah, será el detonante de una aventura iniciática donde tendrá que huir de Port Prim, la villa que le ha visto nacer y crecer, para surcar los caminos polvorientos con su mentora, un enigmático personaje que parece poseer los poderes de un Dios —literalmente—.

Ésta es una aventura de aquellas que comienzan con un hecho que desencalla una estructura narrativa que si bien, al principio es bastante lineal, a medida que avanza la trama le descubrimos las diferentes intrigas que van desde la política de los distintos reinos hasta los asuntos de las deidades y su religión, en las más altas esferas. Y es que resulta que Jarrah es un sortut (afortunado), una persona que recibe el poder de un dios moribundo (en este caso Químalis, la diosa de la muerte).

Aquí Albert Font resalta a la perfección lo que significa poseer poder por una entidad sobrenatural: Un dominio del entorno que tanto te puede realzar como matarte pues la esencia de las deidades está sustentada por la voluntad de sus fieles de modo que si éstos ya no creen en ti, tu poder merma y puede desaparecer. El ejemplo más mítico de esta vinculación entre el poder de un dios y de los hombres lo encontramos a Dioses menores (Terry Pratchett) pero también autores más nuestros como Joan-Lluís Lluís lo han utilizado sabiamente por ejemplo en Les cròniques del Déu coix.

Albert Font nos presenta, pues, el viaje del héroe con el que tiene la excusa de presentarnos un entorno fantástico de cariz pseudo-medieval con reinos que parecen estar en paz entre ellos pero vigilados de cerca por la policía religiosa de Volkam, los dirigentes de la nueva religión a través de la cual se acogen bajo su paraguas la mayoría de los territorios y reinos. La fe en la diosa del destino es inmutable y cualquiera que no se avenga puede recibir las consecuencias de la iglesia verdadera.

El mundo imaginado por Font es cercano pero también nos abre las puertas a la pura maravilla. Por un lado, le notamos una influencia nunca escondida de Ursula K. Le Guin (especialmente por su ciclo de Terramar) tanto en la forma en que los nombres de las cosas y las personas cobran importancia como con una prosa bastante elaborada y que no siempre va directo contra una meta: Encontramos rasgos líricos, caminos esquivos para expresar ideas y especialmente para atrapar al lector. Es un mundo, como decía, que nos parece haberlo visto antes, en otras historias fantásticas, pero que obviamente aporta recursos propios: Desde los escoltadors (escuchadores), gente con la capacidad de oír prácticamente cualquier cosa en decenas de kilómetros a la redonda hasta a una raza ancestral que tiene la capacidad de ocupar la mente (y el cuerpo) de sus víctimas para sus fines más abyectos.

Una lucha como decía a dos escalas, en dos dimensiones: la de los reinos mundanos, los hombres y sus afanes de conquista y poder y la del cambio de ciclo entre los dioses primigenios, llamados aquí dioses de la tarde, ahora todos moribundos o completamente olvidados y la nueva diosa del destino, la que trae el hado. Y también la que quiere controlar a una humanidad que quiere sumisa y obediente, sin anhelos, ni pretensiones.

"Ahora, buen hombre sabemos que cada niño y niña tiene un hado garantizado. Ya no será necesario que nadie envejezca pidiendo un cambio que no llegará. La gente tendrá que hacerse responsable de sus actos. La ambición se hará pequeña en los corazones de los hombres. Todo el mundo ocupará el lugar que le corresponde, aceptará su destino con humildad y comprenderá que el bien y el mal son hilos indispensables de un gran tapiz que necesita todos y cada uno de los colores de la experiencia. Los pueblos dejarán de rezar y de humillarse y, ante la atenta mirada del padre Destino, serán todo lo que son. Todo el mundo tendrá lo que se ha escrito que merece."

Ésta es la primera novela de Albert Font y es ciertamente notable: por su calidad literaria y por su imaginación desbocada. Quizás hay que pulir detalles, hacer algunas tramas más sugerentes, intervenir a fondo en más personajes (no sólo en el principal) o quizás plasmar mejor los objetivos de los arcos argumentales que encontramos, pero es un buen ejemplo de lo que la fantasía épica catalana puede llegar a lograr: una novela, como comentaba, sólida y bien narrada. Una historia que finaliza pero deja las puertas medio abiertas para seguir explorando esta nueva fantasía épica.

Eloi Puig
19/12/2022

 

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