La casa infernal
TERROR SOBRENATURAL
 
     
 
 
 
 

LA CASA INFERNAL
Hell House
(1971)

Richard Matheson

Editorial:
Laertes
(2022)


Colección:
L'Arcà

Nº:
100

Páginas:
246


Traductor:
Natxo Morera de la Vall


LECTURA DEL 2004:






LA CASA INFERNAL
Hell House
(1971)

Richard Matheson

Editorial:
La factoría
(2003)


Colección:
Solaris Terror

Núm:
---

Páginas:
342

Traductora:
Isabel Merino

Otras ediciones:

2005 Puzzle, 77

1993 Vidorama

 

 
     
La casa infernal

Ésta es una novela que siempre pongo de ejemplo. Es una de las obras más conocidas de uno de los maestros del relato de terror como fue Richard Matheson pero el hecho por la que La recomiendo a menudo a quien me quiere escuchar no es sólo por su originalidad o calidad literaria, es porque esta novela, La casa infernal, es de las pocas obras que sabe transmitir inquietud, angustia y en definitiva terror por sus páginas con una simplicidad estremecedora.

“Levantó la cabeza sobresaltada. Miró por toda la habitación.
El mecedora había empezado a moverse”


Y es que proporciona lo que promete: Terror, a veces sutil, a veces macabro, gore incluso. Pero siempre expresado con la maestría de un autor que sabe perfectamente qué sensaciones quiere transmitir. Un horror que cada uno se hace un poco suyo porque el poder de la imaginación en frases como éstas es muy poderoso en nuestras mentes.

La Casa Belasco ha sido durante decenas de años considerada como encantada. Varias expediciones anteriores han sido abocadas al fracaso pero ahora se prepara otra que pretende resolver los misterios que guarda la mansión tanto desde la vertiente científica como desde la espiritual. Éste es el argumento de base del que parte Matheson para recrearnos las desventuras de cuatro personas que deben pasar una semana en la casa y desentrañar sus misterios.

De hecho esta premisa es muy similar a otro gran clásico de este subgénero como es La maldición de Hill House de Shirley Jackson publicada doce años antes y no se me ocurre otra cosa que afirmar que le rinde un gran homenaje. También aquí Matheson nos presenta una serie de personajes antagónicos pero que deben colaborar para alcanzar un hito común, aunque todos arrastren sus propios temores que se guardan para ellos mismos. De hecho también son dos hombres y dos mujeres y algunos presentan talantes muy similares a los personajes de Hill House, especialmente en el papel de nuestro científico, así como por profundizar en ciertos aspectos como la liberación sexual reprimida
.
Pero creo que Matheson va un poco más allá que Jackson en su novela y dejando de lado las similitudes de base entre las dos novelas explora con mayor profundidad aspectos como el enfrentamiento entre la ciencia y el espiritismo, entre la razón y el misticismo que proviene de Dios. El autor mezcla ideas y crea conflictos entre la ciencia y la fantasía, entre los hechos demostrables y la parapsicología más fantástica. Y éste es uno de los puntos fuertes de la obra ya que el autor nos hace bailar a su ritmo mientras da vueltas en torno a cuál de las teorías —la científica o la espiritual— tiene más puntos por ser la verdadera.

Pero el otro aspecto destacable son los personajes que intervienen en esta aventura. Matheson juega con ellos y penetra en sus motivaciones, sus miedos, anhelos y relaciones entre ellos de forma admirable. El enfoque de la novela es directo, crudo, sin concesiones y ciertamente te provoca miedo pero también adicción como para que no puedas dejarla. Observaremos los misterios de la Casa Belasco desde cuatro puntos de vista distintos:

Lionel Barrett es físico, afirma que la parapsicología es una ciencia basada en la naturaleza, no en la esencia que proviene de Dios. A través de una máquina de su invención busca la forma de demostrar sus teorías. Es terco y perseverante, quizá el miembro del cuarteto más interesado en desvelar la verdad de la Casa Belasco, aunque sólo sea para satisfacer su ego personal.

La señora Florence Tanner es médium psíquica y clarividente. Joven, y atractiva. Cree fervientemente que está destinada a desentrañar de una vez por todas lo que se esconde detrás de las paredes del caserón. Nota a menudo presencias, voces y no duda en seguir sus instintos para resolver las situaciones más inverosímiles y terroríficas. Es la antítesis de Barrett, aunque deben colaborar juntos por el bien común.

Edith Barrett es la mujer de Lionel. Su papel puede parecer de simple acompañante pues ni es científica ni mucho menos posee la sensibilidad mental de Florence Tanner.  Ama a su marido, mucho mayor que ella, aunque hay aspectos —especialmente en el ámbito del sexo— de los que no está plenamente satisfecha y que iremos descubriendo de ella poco a poco. Es un personaje títere que se ve arrastrado por la fuerte presencia del marido pero también por otras fuerzas que no entiende y que le harán descubrir nuevos horizontes.

Benjamin Fischer es un caso aparte: Décadas atrás fue uno de los médiums más brutales del país. Ya desde niño desarrolló una sensibilidad increíble para percibir cosas que no podían explicarse fácilmente por medio de la ciencia. Años atrás participó en una misión de investigación en la Casa Belasco con otro grupo. Sólo él salió vivo... y por los pelos. Para Fischer volver a entrar de forma voluntaria en la mansión de sus pesadillas es como penetrar en el infierno. Pero lo necesita, quiere saber porqué sobrevivió, quiere conocer el mal que lo habita... y al mismo tiempo quiere huir muy lejos. Su talante sarcástico e impertérrito son consecuencia de esta lucha interior.

Una trama, pues, bien construida, y unos personajes que encarnan a polor opuestos como son la ciencia y la magia, o los diversos aspectos de la psique humana, que pueden ir desde el egoísmo a la generosidad, o desde la seguridad en uno mismo a la carencia de iniciativa—. Los diálogos son coherentes en situaciones difíciles y en especial nos encontramos con una atmósfera que transpira temor y misterio. ¿Qué más se puede pedir? Pues una buena dosis de calidad literaria y ciertamente que Matheson la logra.

Seguiré poniendo en La casa infernal como un muy buen ejemplo de literatura de terror, que no envejece sino que además, en cada relectura descubres más motivos para amarla.

Felicidades, pues, a la editorial Laertes por traernos este clásico indiscutible que rubrica el número 100 de su revitalizada colección L'arcà.

Eloi Puig
28/05/2022

 

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