la nave de un millón de años
CF- GENÉTICA
 
     
 
 
 
 

LA NAVE DE UN MILLÓN DE AÑOS
The boat of milion years
(1989)

Poul Anderson

Editorial:
Edicones B
(2009)


Colección:
Zeta Bolsillo

Núm:
47

Páginas:
726

Otras ediciones:

2006 Planeta DeAgostini. Biblioteca de ciencia-ficción, 26

2005 Ediciones B, Byblos, 516/1

1997 Ediciones B, VIB 236/1

1991 Edciones B. Nova, 39

 
     
La nave de un millón de años

Los inmortales. Éste es el nombre que nos evoca continuamente la presente novela de Poul Anderson. Escrita tan sólo tres años después de la famosa película protagonizada por Chistopher Lambert, La nave de un millón de años parece beber mucho de aquella fuente pero aporta mucho más. Estamos ante una novela reflexiva que combina historia y análisis filosófico de la evolución de la humanidad. Tratada toda ella de forma muy amena y con una prosa envidiable, Anderson hace un recorrido de miles de años por la historia, tanto pasada como futura, acompañado por una serie de personajes que tienen una habilidad especial: No envejecen.

Estos personajes serán los conductores, siglo tras siglo, de la historia de la tierra y se convertirán sin quererlo - tal como menciona la contraportada- no en viajeros del tiempo si no en viajeros a través del tiempo. Ellos contemplarán las alegrías y penurias de la humanidad... ellos serán protagonistas pero también tendrán que convivir con la incomprensión, el miedo y la envidia y siempre estarán perseguidos por los que no entienden su naturaleza. Los inmortales pueden reproducirse pero sus hijos se convierten en mortales. Tienen que cambiar de identidad centenares a veces, trasladarse cuando ven peligrar su vida, viajar e intentar encontrar a otras personas poseedoras de la misma capacidad, todo para combatir la soledad o para crear vínculos en un mundo que les es totalmente extraño.

Ésta es su particular cruzada y Anderson aprovecha para invertir sus profundos conocimientos de historia. Desde el siglo III a.C hasta 1975, encontraremos multitud de épocas donde los inmortales buscan a sus congéneres o descubren su propia inmortalidad. Algunos tienen más de 3.000 años, otros tan solo 200, pero todos forman parte de una mutación que parece que el universo ha preparado para que la raza humana llegue un paso más allá.

La novela sin embargo, está descompensada. Si durante 3/4 partes del libro repasamos acontecimientos históricos (curiosamente casi siempre en escenarios secundarios: La Burdeos romana, Palmira -cristiana e islámica-, escandinavia, Constantinopla, Ucrania, las estepas americanas, el asedio de Stalingrado...) y donde destaca el capítulo donde aparece al único personaje histórico de relevancia: el cardenal Richelieu; el último cuarto de libro está dedicado al futuro de la Tierra. Y ciertamente éste habría debido de posseer la misma relevancia que el pasado y no es así en absoluto. Eso significa que los saltos entre años y siglos son más pronunciados, que la acción se vuelve menos fluida y que la evolución de la humanidad se trata de forma menos esmerada.

Pero en este último tramo de la novela es donde vemos que quería llegar Anderson: Las mutaciones, las extravagancias de la genética, propician que unos supervivientes piensen diferente de sus congéneres, y que finalmente 8 inmortales puedan viajar a las estrellas donde los espera una época de descubrimientos pero también de acogida.

Una buena novela pues, pero entre la longitud excesiva de la primera parte (aunque cada capítulo es muy interesante de por si, no hacía falta escribir tantos) y la poco mimada segunda parte, nos da como resultado una obra que pasa de la excelencia a la pasividad en algunos tramos: La falta de tensión de algunos capítulos es evidente y además hay que decir que el autor no profundiza igual en todos los inmortales y dedica más capítulos a algunos que a otros. Eso también desequilibra la novela en algunos momentos.

Hay que añadir que a pesar de sus páginas y las similitudes con la mencionada película, La nave de un millón de años, por su trascendencia, es una de las novelas más aplaudidas de Anderson -yo todavía me decanto, sin embargo, por exaltar La espada rota. Sea como sea es una lectura muy recomendable para cualquier lector -esté avezado a la ciencia-ficción o no- y que se merece sobradamente un notable.

Eloi Puig, 04/09/09

 

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