He leído pocas obras de Ramon Mas, pero puedo afirmar sin despeinarme que su prosa siempre me ha parecido más que notable y, en ocasiones, extraordinaria. El porqué, como suele suceder, es difícil de explicar.
No acostumbro a leer mucha fantasía juvenil, más que nada por falta de tiempo y por priorizar historias con tramas que, presumiblemente, me atraen más. Pero de vez en cuando me dejo arrastrar hacia ese espacio indefinido que es el crossover juvenil y que tanto puede gustar a mi yo de quince años como a quien os escribe estas líneas.
L'última nit abans de perdre’ns es una novela corta que nos presenta a un trío de amigos: Excel —diminutivo de Excélsior—, un chico tranquilo, algo tímido pero bastante independiente; su mejor amiga desde la infancia, Júlia, compañera de clase y confidente, una chica amable, buena estudiante sin llegar a ser ni estúpida ni engreída; y finalmente tenemos a Irene, recién llegada hace unos meses al pueblo, algo gamberra, pura energía, una persona que encaja perfectamente tanto con Excel como con Júlia. Independiente y crítica, quizá no es la mejor estudiante del instituto, pero recién llegada de la gran ciudad al pueblo de Puigsech, sueña con volver a marcharse y vivir por su cuenta.
He hablado del pueblo: Puigsech, un lugar especial donde Ramon Mas ha ambientado algunas de sus historias. Un pueblo particular, donde suceden hechos a menudo inexplicables, pero que se aceptan, de algún modo, como normales. Un pueblo inmerso en un realismo mágico tal como pudimos disfrutar, por ejemplo, en Afores.
Esta vez, sin embargo, el autor utiliza este escenario rural y fantástico para ponernos en la piel de tres adolescentes —especialmente en la de Excel, narrador en primera persona— en una novela juvenil que marca su ritmo a base de problemas propios de esa edad indefinida entre los 15 y los 17 años, donde todo es posible, donde todo es intenso y donde los amores, las peleas, los celos y los rencores están a la orden del día. Pero también esa facilidad para perdonar, para pasar página o para buscar caminos de entendimiento.
Y es que Excel, nublado por una escena que acaba de presenciar, sintiéndose traicionado y, como todo buen adolescente que se precie, maximizando el problema hasta extremos estúpidamente egoístas, descubre una cabaña perdida en el bosque. Entra, y entonces ocurre un hecho mágico, fantástico y absolutamente rompedor con su realidad.
Este fenómeno dentro de esa cabaña sobrenatural es el punto de inflexión en su relación con las dos chicas. Lo curioso es que este elemento fantástico no interactúa de forma viva con la historia: queda al margen, en el fondo. Es un hecho misterioso e irresoluble, fuera de contexto —quizás habitual en Puigsech—, pero que, si no existiera, si Excel no la hubiera encontrado, la relación entre el trío protagonista podría haber seguido el mismo camino.
Porque Excel, Júlia e Irene son como zombis sin una identidad definida. No saben lo que quieren ni a quién quieren. Y es natural: son adolescentes cargados tanto de hormonas como de extrañeza hacia un mundo que parece regido por normas y convenciones que no van con ellos. La novela tiene un cierto tono pesimista —y por qué no, nostálgico— que relaciono directamente con una etapa de la vida de la que siempre queremos recordar los buenos momentos, pero que en el fondo nos hizo sufrir más de lo que estamos dispuestos a reconocer.
Quizás peque de sabiondo, o imagine cosas que no son, pero esa cabaña mágica puede ser una metáfora del cambio hacia lo desconocido, de las nuevas etapas, de la necesidad de dejar atrás ciertos sentimientos, de quemar el pasado. Son sentimientos llenos de emotividad adolescente y, por tanto, intensos, vívidos. Mucho más de lo que solemos mostrar los adultos.
Una lectura que me ha recordado las sensaciones de El espíritu del último verano de Susana Vallejo, quizá por el ambiente rural, quizá por esa búsqueda de una última aventura, una complicidad que separe a los protagonistas del mundo exterior, que les permita seguir soñando... que aún no se han hecho mayores.
L'última nit abans de perdre’ns es una lectura agradable, con una prosa ligera y dinámica que nos acerca a los problemas de esos chicos y chicas que buscan aferrarse a algo que les haga sentirse mejor.
Sí, es una novela que me he leído en una tarde, por decirlo así. Y que me ha sorprendido —vuelvo a recalcarlo— esa desconexión entre el elemento fantástico y la historia en sí, a no ser que sea solo simbólico —y ahí, reconozco, suelo perderme—. Pero con el final que nos propone Mas, me inclino a afirmar una vez más con la referencia que hacía a quemar el pasado —o el presente— para embarcarse en una nueva etapa, quizá lejos de la fantasía, quizá lejos de los sentimientos viscerales, y donde la razón irá ganando poco a poco la batalla al impulso... para bien o para mal.
Y si el autor no quería decir nada de todo esto... también me parece bien, porque la novela te hace pasar un buen rato, entretenido y con ganas de que en Puigsech sigan ocurriendo hechos extraños... aunque a veces no me importaría que fueran un poco más explicables.
Eloi Puig
04/10/2025
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