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El número 10 de la revista Narranación fue una buena excusa para conmemorar diez revistas que han ido creciendo en el tiempo en calidad y volumen y que ya forman parte de la espera navideña del fandom catalán. Pero este año, los editores de la revista quisieron ofrecer algo más. Se trata de Narración. Extra Pulp, una revista de formato enorme, con una grandiosa cubierta de Marc González y que pretende acercarnos relatos en catalán y castellano de temática popular, haciendo referencia a las historias pulp que en el primer tercio del s. XX inundaron el mercado con géneros como el western, la ciencia ficción, la fantasía, el erotismo, el negro, el terror o las aventuras...
Como siempre, cada relato va acompañado de una ilustración. Recordemos que uno de los pilares fundamentales de las revistas Narranación es que autor e ilustrador trabajen conjuntamente en una misma obra y colaboren entre ellos.
Empezamos hablando de «Grans esperances» de Josep Sampere, acompañado de una buena ilustración de Javi Remiseiro. Tenemos ante nosotros un relato corto y lleno de simbolismo sobre la necesidad de expulsar la parte más oscura de nosotros mismos. Un ciclo que se repite y que parece reflejar la miseria de los sueños y esperanzas que nunca se cumplen o de los que nos desentendemos. Tiene su punto poético a pesar de la parte sanguinolenta que se nos expone. Muy bien.
En cambio, «Una larga espera» de Jordi Vendrell es un relato algo pesado que no he terminado de entender. Alguien rememora cómo eran los reinos antes de que los dragones los tomaran. Ahora viven bajo tierra, cumpliendo una especie de vergüenza o castigo impuesto por otras casas por haber permitido la propagación de los dragones, creo entender. En todo caso, un estilo hipnótico que no me ha desagradado pero con una trama algo densa con la que no he conectado demasiado.
En cuanto al western, tenemos el cuento «La balada de Isaïes Klein» de Ricard Closa. Se trata de un relato sobre un buscador de oro retirado que vive con su hijo en algún lugar remoto de Sierra Nevada, en California. Una mariposa monarca se le aparece y él la sigue para descubrir lo que más anhela. Es una historia con un tono reflexivo bien llevado, pero le falta un poco de empuje o de trama quizá, al menos para mi gusto.
Pasamos a hablar de «La cola de las lagartijas» de Rafa Moya, un cuento de trama policiaca donde un hombre aspira a matar a alguna persona, a convertirse en asesino al menos una vez en la vida. Cuando se jubila, lleva su plan a la acción. Tiene muy buen ritmo, de lectura sencilla y un final digno. Notable.
«Cos de lletra», de Inés MacPherson, es probablemente el cuento más elaborado estilísticamente y, además, posee una trama sorprendente que mezcla fantasía y erotismo. Un relato, como comentaba, erótico que destaca por la originalidad de la puesta en escena. Una fantasía de tinta que fluye por los cuerpos donde se escriben y se borran historias. Lia es una chica que segrega tinta y que solo puede controlarla escribiendo o dibujando. Un día, harta de no poder ser creativa y, por lo tanto, de acumular tinta, visita a un antiguo amigo. MacPherson nos deja embelesados con una prosa sensual y fluida, con palabras suaves que ondean como tinta (literalmente) sobre los cuerpos.
Otro relato impactante es «Rojo» de Júlia Díez. Este es un cuento duro y dantesco, con una prosa muy intensa y directa que se nos presenta a menudo a través de frases cortas y descripciones precisas. Nos acerca a la historia (real) de la condesa Darya Saltykova que, después de que su amante la dejara, se volvió violenta y loca, ejecutando y torturando a sus criados. Esta es la historia explicada en primera persona por una de sus sirvientas. Terrorífico y explícito. Y si tenemos en cuenta que se basa en hechos reales, produce aún más estremecimiento.
El género de la ciencia ficción nos llega de la mano de Ester Enrich con «Cossos aliens», una historia un poco opaca que no he acabado de asimilar del todo. Una persona sueña (o parece que sueña) poseyendo los cuerpos de otros humanos y seres. La narración es algo convulsa y me ha costado entrar en ella. Las descripciones, algo oníricas como es lógico, tampoco me han convencido. Aun así tiene un buen final, ideal para este tipo de cuentos cortos.
Siete cuentos, pues, que nos repasan lo mejor de los géneros populares, tocando una temática diferente en cada caso —algo que se agradece— para mostrarnos la diversidad de unas historias que son la base con la que muchos de nosotros nos enganchamos a leer.
¡Felicidades por la iniciativa!
Eloi Puig
27/11/2025
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