No siempre estoy al día de las Catarsi pero cuando hago un pequeño viaje es la lectura ideal para explorar sus cuentos y en esta ocasión Catarsi 31 me ha sorprendido muy gratamente con alguna de sus propuestas. A destacar que todos los cuentos no escritos en catalán han sido traducidos por Edgar Cotes con un trabajo excelente, en especial en el último relato.

Empecemos con «Nosaltres» de la Montserrat Segura. La autora empordanesa que con el número anterior ya me sorprendió con el cuento «No-Lloc» y que aquí vuelve a ejercitarse de buenas formas con una historia sobre el fin de la civilización humana. Se trata de un monoloquio de un ser superior frente al último humano vivo. Un texto interesante que empequeñece a la humanidad hasta límites insospechados. En algunos momentos quizás me ha parecido un poco demasiado aleccionador, paternalista, pero también puede convertirse en crudo. Algunas palabras o adjetivos los encuentro forzados. Muy bien por lo general.

Con «Un neardental al Jardín» de Guido Eckhaut me he quedado sin saber qué decir. Un cuento extraño sobre la relación de una chica y un neandertal que parecen vivir en varios momentos temporales causados ​​por una máquina construida precisamente por los neandertales. Un relato de fragmentos cortos que corresponden a diferentes fechas y que se supone debes ir construyendo para hacerte una idea de lo ocurrido. Pero no es mi caso y pese al interés que me ha despertado, no lo he entendido.

Albert Vilardaga nos presenta un microcuento llamado «(D)olor» que se mueve entre el surrealismo y el terror de perder a un hermano en la lavadora. Aunque me gusta mucho la última frase lapidaria del cuento, que lo cierra más que notablemente, quizás el resto me ha parecido más descompensado, a pesar de la brevedad del texto.

El cuento más largo de la revista les lleva Holly Schofield y es «Mal tràngol». Aquí tenemos una buena historia que une muchos elementos clásicos de la ciencia ficción: Con una base, me atrevería a decir que ciberpunk, mezclada con space opera, la autora nos conduce por los barrios bajos de un lugar muy alejado de la Tierra donde los huérfanos que no se pueden pagar implantes se esfuerzan por sobrevivir inmersos entre pseudoreligiones y triquiñuelas para ir tirando. Daylan es uno de ellos y sueña con volver a la Tierra. Pero para conseguir créditos se hormona por mantener un aspecto juvenil que le ayuda a lograr una imagen más penosa para pedir limosna. Lo cierto es que hay muchos inputs que nos permiten visionar una historia más profunda detrás y que Schofield no tiene tiempo de desarrollar. La semilla, la base de todo es un campo de cultivo para grandes ideas y para una historia que merece ser más larga. Muy interesante.

Y acabamos con «Espantaocells» de Vonnie Winslow Crist que es un relato maravilloso que fue finalista en los Premios Ictineu del 2023 —Y en mi modesta opinión, se merecía ganar—. Creo firmemente que éste es uno de los mejores cuentos que han pasado nunca por las revista Catarsi, del nivel de los relatos de Mike Resnick. Nos encontramos aquí con una historia de primer contacto pero curiosamente no con una raza alienígena, sino, con otra terrestre, los fangosos, Una entidad metamórfica que ha vivido entre los humanos (y antes incluso) desde el comienzo de los tiempos y que ahora, quiere acercarse a los problemas que sufre una mujer en manos de su marido. La autora nos aporta una bonita historia, muy bien trabajada, coherente y también tierna y con un final decididamente perfecto. No os lo perdáis, merece la nota más alta posible. Un cuento perfecto.

Eloi Puig
21/04/2025