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            La  revista Catarsi siempre ha tenido una vocación no sólo divulgadora de relatos  de género fantástico sino también colaboradora con otras entidades para ayudar  a descubrir nuevos talentos y potenciar la ciencia ficción y la fantasía entre  los lectores. Buena culpa de todo esto la tiene el Albert Valls (menut) que  desde el primer número estuvo delante delante de la revista y además siempre ha  hecho todo lo posible para abrirla a dichas colaboraciones. Años atrás estas  tuvieron lugar con entidades como ARC (Associació de Relataires en Català), o  con el club Star Trek España para recibir fanfics.  Y la última de estas colaboraciones se materializó el año pasado con l’Escola  d’Escriptors de l’Ateneu Barcelonès. 
          La  temática elegida era Mitología Catalana de manera que los alumnos debían basar  sus relatos con algún aspecto de la muy a menudo desconocida mitología de  nuestras tierras. En la presente revista se publicaron tanto el ganador, como  los finalistas y las menciones especiales. En general he hallado que los  escritores han enfocado los relatos de una manera muy tradicional, situando la  acción en una época pasada indeterminada o en lugares remotos donde los cuentos  y las leyendas pudieran tener cabida de forma, digamos, natural. No siempre ha  sido así pero es la tónica general. No es que sea ningún problema, pero sí  resulta poco innovador pues nos parece estar leyendo una historia sabida  (excepto en algún caso que comentaré) y aunque también ha habido autores que  han actualizado un poco estos escenarios la visión ha cambiado poco. 
          También  tengo que decir que en algunos casos el enfoque me ha parecido quizás muy  juvenil, como de fábula y me ha costado más entrar. Repasémoslo: 
          "Al fons de l’estany” de Francesc Cortès  es una historia clásica de Doncellas de agua  (aunque, no existe denominación concreta en  castellano, serian parecidas a las ninfas) que aparecen en las noches más tétricas.  El autor incorpora otros seres fantásticos como los minairons (sin traducción  al castellano) o los gigantes. Me ha parecido correcto e incluso ágil en muchos  aspectos pues se narra una batalla bastante bien llevada entre monstruos y seres  fantásticos que me ha atrapado bastante, especialmente por el buen ritmo  narrativo. Interesante 
          Seguimos  con "D’on neix l’odi" de  Maraa Arazo. O lo que es lo mismo: El cuento más innovador (aunque adapte  nuestra mitología por los pelos) pues sitúa la acción en un lejano planeta  donde acaban de llegar lo que parece unos refugiados. Allí, los niños van  desapareciendo y la hija de la gobernadora tratará de encontrarlos. Narración  en primera persona que me ha gustado bastante y que nos lleva a un final, eso  sí, un poco precipitado. Quizás le ha faltado un par de páginas más. Pero en mi  modesta opinión, el mejor cuento de la recopilación. 
          Maria  Llansó, en cambio, nos ofrece el cuento mejor acabado, el más bien cerrado y  también lo que destila una originalidad mejor buscada. Se trata de "Minaironades" y nos enseña los lados  negativos de los seres fantásticos que a priori parecen afables y trabajadores como son los minairons.  Una cuento muy correcto que ya desde el principio se plantea diferente de los  demás pues está explicado bajo el punto de vista de un minairó y no de los humanos. Como decía, el más redondo de esta  Catarsi aunque quizás el escenario y el entorno los he encontrado muy atascados  en los tópicos. Muy bien, no obstante. 
          Antoni Herrero,  ahora editor ilustre, quiso recuperar un gigante de leyenda y tituló el relato  con su mismo nombre: "El  caçamentides". Una figura del folclore catalán que probablemente haya  desaparecido bastante de nuestro imaginario colectivo. La faena  está ahí y se merece un reconocimiento. El  cuento, como comentaba en la introducción, está enfocado como una narración muy  juvenil y me ha costado adaptarme. Encuentro también que es demasiado corto,  tal vez con demasiada insistencia de buscar una moraleja. 
          Finalmente  tenemos a Eva Espinosa y su "Safrà dolç  de ribera" que nos muestra una actualización nada menos que del  personaje del patufet. El cuento se  lee muy bien pero vuelvo a insistir que me ha costado entrar por el tono  excesivamente juvenil o quizás alocado que hay aplicado la autora. Creo que  dentro de mí busco otros tipos de historias y éstas no van con mi carácter. Este  ha sido el relato ganador de la colaboración entre l’Escola d’Escriptors de l’Ateneu  Barcelonès y la revista Catarsi. 
          Relatos  que nos acercan a nuestra mitología y que ha sido un experimento más que  interesante para acercarnos a nuevas voces a través de l’ Escola d’Escriptors  de l’Ateneu. 
               
            Eloi Puig 
            03/01/2020 
             
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