| David Selig es telépata. Bueno, lo era, actualmente está 
              perdiendo sus poderes, está perdiendo el hecho que le ha 
              condicionado toda su vida: El poder de leer las mentes, espiarlas, 
              introducirse en el espíritu de las personas y contemplar 
              su interior, violar las intimidades y llegar a alcanzar el éxtasi 
              haciéndolo.
 David Selig está perdiendo un poder que solo le ha traído 
              problemas, pero que forma parte de él mismo y que por tanto 
              se resiente a dejarlo espacar. David Selig está, pues, muriendo 
              por dentro.
 
 Robert Silverberg nos plantea una novela intimista, seria, tratada 
              con un aire decadente y pesimista. Nos explica mediante flashbaks 
              la vida del protagonista, una persona atormetada por un poder que 
              no ha pedido pero del cual no puede separarse. Pocas veces el tema 
              de los poderes mentales se ha tratado de forma tan intensa. La prosa 
              de Silverberg se pasea por la mante de Davis Selig con una facilidad 
              asombrosa, combinando momentos en primera persona con otros narrados 
              en tercera. Es una mezcla curiosa y de buena cata
 Pero quizás falte un poco más de historia, algunos 
              trazos que provoquen la reacción del lector. Silverberg solo 
              nos proporciona la biografía de Selig, sus etapas más 
              oscuras y los puntos de inflexión que suelen coincidir con 
              rupturas amorosas. Puede que el hecho de profundizar tanto en la 
              mante, a veces paranoica, de Selig le ha negado una recreación 
              del mundo exterior o la construcción de un argumento más 
              completo. Muero por dentro es una buena novela, aunque por debajo 
              de las espectativas creadas (se considera una de las mejores obras 
              del autor) pero que no deja indiferente.   |  |