Pies de barro
FANTASÍA- HUMOR
 
     
 
 
 
 

PIES DE BARRO
Feet of clay
(1996)

Terry Pratchett

Editorial:
Plaza & Janés (2006)

Colección:
Mundodisco

Núm:
19

Páginas:
361

Serie:
Mundodisco

Lecturas relacionadas:
Guardias, Guardias!

Hombres de armas



 
     
Pies de barro

Resulta inquietante que con las numerosas novelas de la serie Mundodisco que hay en el mercado, todavía exista cierta expectación sobre la última en traducirse y en publicarse. ¿Cuál es el secreto que esconde Pratchett para que sus libros continúen vendiéndose por miles? Algunos opinarán que su delirante sentido del humor hace que... ¿Delirante? Quizás al principio sí, pero ahora este humor rebosa inteligencia y sátira por los cuatro costados... Otros afirmarán que el carisma de sus personajes es el que... ¿Carisma? Ciertamente sus personajes tienen esta cualidad... entran bien al lector pero también sufren el problema de la repetición de sus roles novela tras novela; eso conlleva que aquello que nos hacía sonreír en un volumen, no tiene porque hacernos reír ahora ...

En fin, no quiero parecer pesimista porque en el fondo la novela me ha gustado. Sólo que me da la impresión que cada vez soy más exigente con esta serie y que quizás no lo tendría que ser. Tengo la sensación que si leyera por primera vez un libro del Mundodisco reiría como un loco y la recomendaría a todo el mundo, pero que ahora, después de una quincena de novelas, parece que sólo las pueda aconsejar a aquellos freaks que siguen la serie o a alguna persona a quien quiera levantar el ánimo. Y no porque el libro no esté a la altura del resto; de hecho, muchos de los últimos volúmenes se encuentran entre los mejores –Dioses menores, Hombres de armas, Tiempos interesantes,... – sino porque me sabe mal no disfrutar de su lectura tanto como al principio, allá a finales de los años ochenta, cuando los primeros volúmenes corrían a cargo de las colecciones de Martínez Roca Fantasy y Gran Fantasy

Pies de barro es la tercera entrega de la subserie de La Guardia. Y tengo que decir que es la serie que más me está gustando de las iniciadas por Pratchett en este particular universo satírico. ¿Qué tiene La Guardia que no tengan las otras series? Nada en especial, simplemente unos argumentos muy coherentes que hablan de cuestiones muy próximas como la política –sí, habéis leído bien–, la monarquía o el sistema del funcionariado policial. Quizás el hecho de desarrollarse en esa fantástica ciudad que es Ankh-Morpork, esa copia paranoica de la Lankhmark que imaginó Fritz Leiber, nos da un punto de referencia en el que asentar nuestra mente y encontrar a algunos de los personajes mejor perfilados del Mundodisco: El Patricio, Zanahoria y, sobre todo, el –ahora– comandante Samuel Vimes.

Sin embargo, el tema de los personajes es controvertido; el autor nos restriega el carisma y la simpatía que despiertan todos ellos y aprovecha eso para no entrar a fondo con ellos –además, a la mayoría ya los conocemos de las novelas previas–. Eso quiere decir que sí, que continuamos disfrutando del comandante Vimes, del capitán Zanahoria, de Angua o de Detritus, pero que estaría bien empezar a percibir algún cambio en sus tics y su talante, sobre todo en los personajes que acompañan la serie desde el comienzo: Zanahoria, Colon o Nobbs.

Pies de barro continúa la acción allí donde la dejó Hombres de armas –la mejor de la serie por ahora–. Obviamente es una novela autoconclusiva que puede leerse de forma independiente pero si nos empapamos antes de las anteriores de la subserie de La Guardia la disfrutaremos mejor. La cuestión es que Ankh-Morpork se tambalea por dos razones de peso: la primera porque los golems se están comportando de forma extraña. Tienen reuniones secretas, caminan de noche por las calles,... ¡Vaya! Que hacen alguna cosa más aparte de trabajar las 24 horas del día, y eso no se entiende en unos seres que no están vivos y que son considerados como máquinas. Y la segunda porque alguien parece querer envenenar al Patricio. Las dos razones pueden resultar igual de estremecedoras y preocupan a la población y a los gremios. Nadie sabe qué está pasando con los golems y nadie se atreve a pensar qué pasaría si faltara el Patricio. Naturalmente La Guardia tiene que encargarse de solventar la situación y lo hará utilizando técnicas revolucionarios hasta ahora nunca vistas... o sea, investigando en plan CSI, introduciendo un enano alquimista que se encarga de rastrear ciertas pistas químicas.

La evolución del cuerpo de guardia de la ciudad es probablemente el mejor punto de esta serie. La incorporación de nuevos reclutas, el empezar a correr detrás de los malhechores –y no delante– o, simplemente, el hecho de iniciar investigaciones hacen que el mismo cuerpo de la guardia sea un ente vivo que evoluciona y crece con el tiempo. Si en el anterior volumen Pratchett satirizaba los conflictos raciales y étnicos de los nuevos miembros de La Guardia, en esta ocasión se atreve a reírse de forma sana de la igualdad de género o de parodiar las historias de robots de la ciencia ficción, utilizando para este fin a los golems.

Pratchett le tiene cogida la medida a las novelas de La Guardia y tiene el suficiente talento como para cerrar los numerosos esquemas abiertos y hacernos pasar un rato más que entretenido. Unos afirmarán que éste es un libro más ambientado en el universo del Mundodisco, otros que es una de las buenas novelas de la serie. Todo dependerá de diversos factores como la cantidad de historias del Mundodisco que conozcan o el orden en que las hayan leído, –después de Dioses menores, cualquier otra novela parece poca cosa, pero después de leer El Segador, todas parecen buenísimas–.

Sea cual sea la opción, predestino a Pratchett una carrera muy fructífera todavía, aunque  sea solo gracias a los aficionados que nos acabamos comprando la mayoría de sus libros y disfrutamos con la expectación que provoca cualquier nueva publicación... debe ser cosa de la particular magia del Mundodisco.

 

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