Que Sergio Gaut vel Hartman es un autor inclasificable comienza a cobrar sentido ahora que llevo unos cuantos relatos sus leídos. Y eso es bueno porque nunca sabes que te puede ofrecer una lectura suya. De manera que encaja muy bien en esta colección de título grotesco y entrañable titulada Incontinencia suma (que espero y deseo haga referencia a una frase mítica pronunciada en una de las mejores comedias de la historia del cine) que intenta romper las normas del fantástico, o al menos sorprender al lector de forma continuada.

La presente antología, La quinta fase de la Luna, es pues un compendio de relatos del mismo Gaut vel Hartman que aplica esta premisa: Sorprender, innovar y romper esquemas. Lo empecé a leer durante las vacaciones de verano pues el pequeño formato de bolsillo (que encuentro cada vez más cercano y con un aire retro muy entrañable) es perfecto para llevar el libro a cualquier lugar pero me detuve a mitad del antología para tomar aire, pues si algo tienen estos cuentos es que son preferibles degustarlos con calma dado que tanto te pueden atrapar como dejarte perplejo.

Y es que el autor utiliza el surrealismo y la fantasía de forma natural mezclando los términos de una manera tan cotidiana que creo que habría que ha inventado un nuevo subgénero al que podríamos dirigirnos como "surrealismo fantástico". El problema es que todos sabemos como Sergio le gusta tensar la cuerda de este surrealismo y arriesgar con propuestas que rayan la incomprensión con demasiada frecuencia. Y así lo corroboramos con esta antología: Tanto podemos hallar obras notables como otras que no soportamos, siempre teniendo en cuenta, sin embargo, que la estrecha frontera que separa la realidad y la fantasía está nublada por un exceso de surrealismo que a veces se nos disipa y nos permite ver más allá, y que en cambio, otras veces esta bruma se compacta y no permite ver o entender qué nos está diciendo el autor.

Para empezar, tenemos una portada que presumiblemente hace referencia al título de la antología y a nuestra luna con una ilustración donde parece que se la atisba a través de unos desgarros, como si no pudiéramos discernir la imagen del fondo. Como anécdota comentar que yo no he podido evitar en ningún momento que la imagen me recordara el perfil de la isla de Tenerife... cosas de ser geógrafo supongo. Soy incapaz de ver hay otra cosa.

A pesar de ser una antología ecléctica quisiera constatar que el autor focaliza mucho su atención en un tema propiamente de ciencia ficción como serían el desarrollo de poderes mentales y por otra parte una ambientación a menudo centrada en la represión de la dictadura argentina en los años setenta . Curiosamente los cuentos donde confluyen estos dos elementos se han convertido sin duda los mejores de la recopilación.

"Expansión" es un cuento sobre la posibilidad casi infinita que la mente se expanda a través de drogas o de otras terapias alternativas no siempre inocuas. Interesante al principio pero los desvaríos de la mente de la protagonista nos llevan a buscar lo irracional y el relato se resiente el final.

"El crujido de la escarcha" es uno de los ejemplos de narración surrealista del autor que no comparto, donde todo es posible y donde el humor se combina con una narración visceral conducida a través de diálogos curiosos y verosímiles pero que afrontan imágenes que no nos caben en la mente. Un delirio surrealista

Una más que sobrecogedora apuesta futurista es "Hermanos del dolor" sobre sectas en un ambiente cyberpunk. Me ha gustado su tratamiento y también el final. Directa y sin contemplaciones.

"El círculo se cierra" es otro cuento más que notable que toma como base el sufrimiento de las víctimas de las dictaduras de Sudamérica para proponernos una historia fantástica sobre los espíritus que se le aparecen a un general retirado pero con pasado oscuro. Como siempre, los diálogos, punzantes y bien trabajados son uno de los puntales del relato.

En cambio, "Mercaderes del tiempo" es un cuento a priori muy interesante sobre la compra-venta de tiempo (literalmente) pero que se va complicando hasta hacerse poco comprensible. Es una lástima pues apuntaba maneras.

"Las alas rotas" es un relato inclasificable que flirtea con la cábala y los mitos judíos pero también inserta una cuña en movimientos sociales como el comunismo. Tiene puntos de Borges y tiene momentos muy impactantes. Pero creo que habría que trabajar más la relación de los dos protagonistas principales para que los acontecimientos fantásticos o de pura ciencia ficción (según como se miren) que encontramos sean más creíbles o se afronten con más base.

"Último recurso" nos trae un planteamiento que podría recordar algún gag de los Monty Phyton: Un gobierno se reúne para analizar la crisis suprema que sufre el estado y toda una serie de ministerios absurdos dicen la suya. Los resultados, sin embargo, se complican (como ya va siendo normal con los cuentos de Sergio Gato velo Hartman) y las buenas sensaciones iniciales estallan bajo la dictadura del absurdo y el surrealismo.

Continuamos con "Anidados". Lo que a priori parecía una curiosa e incluso divertida manera de aventurarnos en una historia de guerras de telépatas y extraterrestres escondidos en cuerpos humanos acaba siendo un revoltijo incomprensible con lo que el autor nos quiere hacer reflexionar desde una perspectiva un tanto impactante sobre que las apariencias engañan.

En cuanto a "Triangulos de colores", me ha dejado con la boca abierta. Un relato duro que empieza de forma perfecta y que nos adentra en uno de los vagones de la muerte que llevaba a judíos, comunistas, gitanos etc a ser ejecutados en algunos de los campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial. Me ha encantado la visión claustrofóbica de la protagonista. Lo curioso es que todo el relato está narrado con mucho maestría pero el final, simplemente no lo entiendo, me ha dejado, como decía con la boca abierta.

"En la estepa" es un cuento donde la metaliteratura toma las riendas para sumergirnos en otra delirante propuesta surrealista donde los protagonistas de una novela se verán abordados por el personaje principal de otra, con el permiso del mismo autor que está escribiendo el cuento (de ahí lo de la metaliteratura). Me gusta la idea pero encuentro que no llega a ninguna parte y que termina con un final poco digno.

Finalmente, "La banda de los bicéfalos" es junto con "El círculo se cierra", el cuento que me ha gustado más. Volvemos a comprobar como la represión de la dictadura argentina causó, como es comprensible, muchos traumas que intentan ilustrarse con relatos como este. En este caso, comprobamos como las desmesuradas torturas alteran una mente de una víctima y propician que ésta se separe literalmente del cuerpo cuando éste muere y ingrese en la de un bebé recién nacido. Son ideas valientes que me han atrapado mucho y me han gustado de forma particular, además reencontramos un cuento muy bien narrado por parte del autor que no podemos dejar de leer en ningún momento. El relato contiene elementos que recuerdan a otras historias de esta misma antología como "Las alas rotas" y curiosamente también me ha venido a la cabeza un planteamiento muy similar que leí en relato aparecido en la Catarsi 21, "Las transacciones pre-natales de Lucio" del también argentino Néstor Darío Figueiras.

Leer una antología de este tipo te trae un sabor agridulce, pues en ocasiones no sabes muy bien si no has sido capaz de captar la forma, como decía, arriesgada y demoledora con que el autor trata su particular surrealismo pero sin embargo hay que entender que este riesgo puede llevar a que un cuento lo acabamos encontrando tanto extraordinario como todo lo contrario, la frontera, insisto es débil en muchos lugares y según nuestro talante y nuestros particulares gustos podremos traspasarla y quedarnos allí retenidos.

Por lo que intuyo, a un servidor el surrealismo desmedido de Sergio no le acaba de convencer y quizás soy más partidario de las historias más estructuradas y especialmente con finales más concretos.

Eloi Puig,

12/10/2018