Guilleries
NARRATIVA GENERAL
 


GUILLERIES
(2022)

Ferran Garcia

Editorial:
Males Herbes
(2022)


Collección:
Distorsions

Núm:
87

Páginas:
184

 
 
Guilleries

Les Guilleries es una región montañosa bastante inhóspita de la Cataluña interior. A medio camino de todas partes y bastante lejos de todos, parece estar a cuatro pasos de la plana y por tanto de la civilización pero también a 100 leguas de distancia del gobierno y la ley. Las Guilleries son, pues, un escenario conocido y salvaje a la vez, un lugar donde siglos atrás campaba a sus anchas el mítico Joan Sala —Serrallonga— y donde también se produjeron algunos de las ráfagas de la última Guerra Carlista.

Pero ésta no pretende ser una novela histórica, no quiere acercar al lector a un conflicto concreto (del que recuerdo varios autores han aprovechado para involucrar también a la fantasía, pensad en Las Historias naturales o La Companyia nòrdica). No, Guilleries, de Ferran Garcia es una historia sobre las almas que poblaban estas montañas y valles: los campesinos y aldeanos, los bandoleros y también los agotes, una etnia marginada de la que poco se conoce.

La novela nos acerca a un tiempo donde las Guilleries eran aún más salvajes y donde todo el mundo miraba por sí mismo. Un territorio cerca del desorden, poco accesible y lo suficientemente alejado de las capitales para que fuera refugio de gente de todo tipo. Allí encontramos a Boi, al que se le acaba de morir la madre. El padre se lleva a su hermana y lo deja bajo la custodia de la abuela. Boi es un chico que crece en Taradell en un momento delicado de la historia de la región. Y un día descubre a una mujer herida y a su acompañante en una riera boscosa, descansando, pero vigilantes, al acecho de quien puede descubrirlos.

Y claro, su ya adusta vida, cambia y se ve involucrado en una historia que poco o nada tiene que ver con la carlinada de turno sino con hechos más mundanos: El amor, la envidia, la posesión, la venganza. A través de flasbacks constantes, el autor nos transporta a épocas pretéritas de la vida de Boi y nos presenta esta aventura bajo una narrativa firme, bien dominada, que te engancha desde el principio y no te deja, más bien se te clava en la carne.

Los diálogos cortos, torvos, precisos, son la marca de la casa. Evidencian un hablar y un estilo arisco de una gente que está acostumbrada a sufrir. Ferran Garcia sabe a menudo encontrar un adjetivo perfecto, una alegoría que te deja marcado. A veces por la sordidez, a menudo también por una poesía oculta entre líneas.

“Y yo me acerqué a ella y le cogí la navaja. La abracé y ella se dejó hacer, como hacen los setos con los ratones que buscan un sitio donde anidar”.

Uno de los puntos fuertes, sin embargo, son los personajes secundarios que resultan intensos. Podemos citar dos: La abuela, Madame Laveau, la personificación de la mujer fuerte y malpensada, protectora pero sin mimos inútiles, de carácter marcado pero que esconde un gran dolor en el corazón. Un personaje que apenas abre boca pero que lo dice todo con una mirada, con un gesto. Y el otro: Joan Tur, ambiguo, pero con un carisma innato y una personalidad que va más allá del bien o del mal. Una de esas personas que tanto pueden traicionarte como ayudarte, a la que no sabes si odiar o amar, si vigilar de cerca o fiarte plenamente. Un buen ejemplo de vividor sin hogar, de bandolero galante y de amigo terrible.

Estos personajes y otros que poco a poco se añaden a esta historia les envuelven, como decía, las guerras carlistas con referencias lejanas tanto al bando liberal al carlista y con un añadido que es el bandolerismo intrínseco de esta sierra que permite saquear y actuar con total impunidad. Añadiremos un toque histórico muy desconocido: El de los agotes —que creo que el autor explota poco—, esta etnia montañosa, parece que de origen vasco que era repudiada como la peste pero aceptada de mala manera en aquellos tiempos modernos de finales del s. XIX

¿Y todo esto a qué nos lleva? Pues a una novela que bebe de la aventura y que se fija —se dice— en el western pero que podemos extrapolar a la realidad catalana decimonónica. En todo caso sería más bien un espíritu de western introspectivo que no busca exaltar hazañas, ni perpetuar venganzas, sino apuntar a un momento, una época, un lugar. Esta trama que busca hundir sus cimientos en la ruralidad que rodea a la novela como una bestia siempre a punto de saltar y matar.

Boi es una excusa para retratar esa brutalidad. La suya no es la típica pérdida de inocencia pues la vida arisca la ha perseguido siempre, de forma perenne. Es la constatación de que allí fuera, todo puede hacerte daño.

Éste, pues, es un retrato cruel, vivo, salvaje, que con una prosa poderosa nos traslada a la ruralidad de bosques y colinas en un momento anárquico y con unos personajes llenos de vida pero condenados a ajustar cuentas entre ellos.

Eloi Puig
14/05/2023

 

Premios:

 

Búsqueda por secciones:
Ciencia-ficción
Fantasía
Terror
Cómic
Revistas
 
  Creative Commons License
Este texto está bajo licencia de Creative Commons.