El gual de la guilla
FANTASÍA HISTÓRICA
 
     
 
 
 
 

EL GUAL DE LA GUILLA
Лисьи броды
(2025)

Anna Starobínets

Editorial:
Mai Més Llibres
(2025)


Colección:
Nüwa

Núm:
---

Páginas:
696

Traductor:
Miquel Cabal

Ilustrador:
Guillem Bosch

 
     
El gual de la guilla

Anna Starobínets es una de las autoras más destacables del actual panorama europeo en los fantásticos géneros. Recientemente nos ha visitado como invitada de honor de la CatCon 2025, donde aparte de una entrevista en profundidad ofreció también una sesión para hablar sobre sus cuentos. Y es que Starobínets es mucho más conocida por su obra en formato corto que por las novelas. De hecho, hace un par de años ya probamos la imprescindible antología La glàndula d’Ícar que nos acercaba a sus miedos sobre la sociedad actual, expresadas a través del terror con diferentes grados de angustia y grandes dosis de especulación.

En cambio, la novela que tocamos ahora, El gual de la guilla es una obra completamente diferente y que se enmarcaría dentro de la fantasía, quizás incluso dentro de la fantasía histórica dado que describe y profundiza en un momento concreto de la historia reciente en el extremo oriental de la Unión Soviética. Concretamente la difusa frontera entre Manchuria y la URSS, justo cuando termina la II Guerra Mundial y las tropas japonesas se retiran.

Allí encontramos un pueblo llamado El Gual de la Guilla (en castellano sería El vado del zorro), una villa fronteriza donde un destacamento de soldados rojos mantienen la paz sin saber muy bien qué hacer ahora que la guerra ya ha finalizado. Un territorio en el que conviven los combatientes soviéticos y la población local china, pero también campesinos y cazadores rusos. Un espacio donde también se mezclan las tradiciones de la mitología de raíz china (y japonesa), las religiones casi chamánicas, los reductos de cristianismo ortodoxo y la presencia del ateísmo rojo, representado aquí por el baluarte soviético.

En definitiva, Starobínets nos presenta una novela que contiene elementos propios de la fantasía y la ciencia ficción, mezclados con maestría y profundizando en este escenario tan peculiar —y tan desconocido por nuestra parte— como fue el frente oriental ruso durado la II Guerra Mundial. En cada página encontramos una pequeña sorpresa fantástica (fantasmas, cambiaformas, zombis, brujería, maldiciones, científicos locos o mentalistas con grandes poderes mentales, por poner unos ejemplos). Pero Anna Starobínets le da coherencia a todo ello de modo que nos sentimos perfectamente cómodos con todos estos inputs que página tras página se van asentando en nuestro imaginario aceptándolos sin problema.

La autora tiene mucho que contar en una trama que se asienta sobre el personaje de Maksim Kronin, un soldado soviético que escapa de unas minas donde lo han enviado a trabajos forzados y que sólo tiene como objetivo buscar a su mujer desaparecida. Kronin superará obstáculos hasta llegar a El Gual de la Guilla donde se desarrolla el grueso de la narración y donde Starobínets tiene mucho que decirnos. La autora, sin embargo, no tiene prisa por contarnos la historia de Kronin y su entorno. Se siente a gusto con la ambientación y los personajes y nos proporciona la información de manera pausada enganchándonos a su espléndida narración a pesar de las ansias que van creciendo en nuestro interior para saber más de personajes tan increíbles como los zorros cambiaformas o el comandante soviético Áristov y sus poderes mentales.

El planteamiento de la autora rusa es valiente: Nos lanza a esta Manchuria rural que parece una réplica de un western occidental y añade decenas de elementos perturbadores con una elegancia suprema. Y con un tono que nos deja a menudo con la boca abierta. Por ejemplo para Kronin utiliza la primera persona mientras que para el resto de personajes la tercera. Pero en ocasiones se intercalan fragmentos o capítulos narrados en futuro que le otorgan un aire experimental. E incluso se atreve con la dificultosa segunda persona.

Y esto es diabólicamente atractivo. Porque a través de unos capítulos cortos que nos cambian continuamente de escena y punto de vista y esa prosa que comentaba, establece un ritmo metódico con atisbos oníricos mientras penetramos en la atmósfera de dejadez de un pueblo remoto que parece no importar a nadie. Allí chocaremos con una explosión de ideas que nos trasladarán de este extraño western a la más pura aventura mientras la fantasía y la ciencia ficción se entrelazan entre sí formando una novela compacta y sorprendente.

Me ha gustado mucho el choque de religiones y creencias que se exponen en la novela: El chamanismo que se basa en la mitología local, en contraposición al dios de occidente que adoran los viejos creyentes, y todo ello confrontado al ateísmo soviético. Pero también me gustaría destacar algunos personajes que me han parecido sublimes: No sólo nuestro protagonista Max Kronin, sino también por ejemplo el soldado Ovcharenko o uno de los antagonistas como es el mentalista Áristov. Todos ellos tienen un talante propio que ayuda a fluir varias partes de la historia. Ya esperas que vuelva a tocar leer algo de ellos. Quizás también hay que decir que el otro antagonista, el nazi Jünger, con ansias megalomaníacas no me ha atraído tanto, quizás porque su objetivo final, estereotipado del todo, me ha parecido más superfluo.

Y también me gustaría destacar el papel de las Huli Jing, las cambiaformas, su talante misterioso y gris que a veces nos lleva a pensar que son maléficas mientras que en otras parecen transmitir momentos de alegría y esperanza. Starobínets nos acerca a estos personajes mitológicos desde un punto de vista que mezcla de lo ancestral con el presente infame de los años cuarenta, aquella mezcla de tradición y elegancia del pasado mitológico confrontado con la suciedad ambiental y emotiva que puede darse en un pueblo de mala muerte justo cuando termina una gran guerra.

Anna Starobínets, pues, nos ha presentado una novela diferente, compleja, de la que podrían salir varias tramas más y con la que sin ninguna prisa, nos ha acercado a una realidad histórica a través de la fantasía más fascinante en un pueblecito indeterminado geográficamente y donde las distancias entre escenarios a veces parecen ser cosa de pocos minutos y otros, parecen alargarse varios kilómetros de manera ambigua. Pero una vez entras en este juego de contrastes, con aquella cadencia y ritmo propios que parecen no ir a ninguna parte pero que te acompañan y te apoyan sin dejarte caer nunca en ningún tipo de apatía, te dejas conducir hacia un final muy correcto que aunque deje alguna puerta abierta, nos ofrece un cierre coherente a tanta imaginación.

A destacar también la magnífica traducción de Miquel Cabal, siguiendo a la perfección los diferentes registros dialectales o coloquiales que Starobínets ha puesto en boca de sus personajes y que aún agrandan más esa sensación rural y de lugar dejado de la mano de Dios que es El gual de la guilla

Eloi Puig
29/05/2025

 

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