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              Si uno se pone a leer la  contraportada de este libro y luego lee el título, lo primero que  percibe es lógicamente que la novela es de carácter fantástico y  que mediante el humor nos lleva a investigar un caso excepcionalmente  estrambótico relacionado con seres sobrenaturales. También intuimos  que parece una novela bastante entretenida y da pie a ser leída para  pasar un buen rato. Lo curioso del caso es que todo esto que he  enumerado es cierto y que la novela ofrece lo que promete punto por  punto: Una fantasía urbana centrada en una serie de misterios que la  detective paranormal Verónica Guerra (alias Parabellum) se  encarga perseguir y resolver de forma tan divertida como atractiva.  ¡Chapeau! ¡Una novela que cumple sus promesas !!!  No pasa cada día que te  encuentras un dios muerto en el baño de un bar. Claro que el local  en cuestión es un refugio de ocio por los numerosos seres  fantásticos que se esconden de la realidad humana o que más bien  conviven debidamente disfrazados. Por suerte para la detective Parabellum, esto significa trabajo y dinero pues nuestra  protagonista se encarga precisamente de resolver casos de ámbito  paranormal donde debe tratar entre otros, con vampiros, fantasmas,  zombis y porque no... dioses. Y sí, todo ello en Barcelona.  No sé si mi memoria es  de muy de corto plazo pero en los últimos tiempos estoy devorando  perfiles similares al de la detective Parabellum: Mujer joven  pero no adolescente, con pocos recursos económicos y con una  determinación y valor envidiable que se enfrenta al desconocido con  las armas que tiene a su alcance. Tiene sangre fría pero no es  invulnerable. Es más, sufre y sus amigos o compañeros también lo  hacen pero su carácter se interpone demasiado en su vida social y  parece que encerrar a los malos - aunque sean seres mágicos- es lo  que realmente desea y lo que la hace sentir mejor. Casos televisivos  como la estupenda Jessica Jones u otros detectives de  aires similares como Viola Mercante, creación de Rodolfo Martínez en Las astillas de Yavé son ejemplos que evidencian este  perfil que comentaba. ¿Y sabéis qué? Me encanta  Sergio S Morán es el  creador del personaje de Parabellum y es quien ha orquestado  esta función digna de un buen guionista que se adentra en la jet  set sobrenatural de Barcelona. Allí conviven por ejemplo  representantes de diversas mitologías, entre ellas el poderoso  panteón griego, pero también los no menos inquietantes dioses  nórdicos y sus aguerridas valquirias. Entre ambos grupos surgirá  una confrontación que puede desestabilizar todo el mundo mágico de  la Barcelona oculta. Aquí es donde nuestra detective deberá  intervenir mediante su inteligencia y la experiencia adquirida con  los años para poner paz (si puede) en la disputa. Y si sus  habilidades diplomáticas no son suficientes, si falla todo ello,  siempre queda el recurso de una buena pistola con balas mágicas. Por  el camino contará con la ayuda de una medium amiga suya y de  un vampiro exiliado y se topará con personajes célebres dentro de  la prensa del corazón.  La cuestión es que a  través de los casos de Parabellum podemos empezar a intuir la  enorme presencia mágica que esconde, no sólo Barcelona, sino el  resto del mundo (claro que el clima de la capital catalana parece que  atrae más que otros sitios, que a los dioses les gusta la buena  vida) y sobre todo el frágil equilibrio de todos estos seres con una  humanidad que vive en la ignorancia - o no tanto-. Y el hecho de que  buena parte de los panteones mitológicos hayan sido creados por la  misma humanidad a través de sus creencias no deja de ser una bonita  paradoja, digna del maestro Pratchett -en algunos casos me ha  recordado algunas premisas de Dioses menores-. No sé si Morán  se atreverá en un futuro también a jugar con las religiones  actuales para introducirlas en sus historias. Os aseguro que me  gustaría. El dios asesinado  en el Servicio de caballeros, es pues, una entrega de  misterio, muy bien llevada, extremadamente ágil y que ofrece el  entretenimiento justo que esperábamos de una novela así. Ni más ni  menos. Con una mirada puesta en el estilo de Terry Pratchett, Sergio S. Moran se vierte en una trama argumental cargada de giros  pero que no quiere pretender ser más de lo que es. La novela no se  convertirá quizás una obra maestra de la literatura pero quedará  por encima de muchos otros textos que han pretendido parecer más de  lo que en realidad eran. He cerrado la última página más que  satisfecho y me ha gustado tanto el personaje principal como la  estructura y sobre todo la amenidad con que Morán escribe una obra  que pasa por delante nuestros ojos como un rayo y que luego te deja  una sensación de episodio televisivo, como esperando otro caso de la  detective Parabellum.  Se acaba de publicar la  segunda edición y eso significa que la novela ha cuajado en el fandom. Esperamos que este factor ayude y que también guste a  los editores si el autor presenta nuevas novelas de la serie Parabellum sobre la mesa.  Eloi Puig, 17/07/2016   |