Uns déus ferotges
FANTASÍA
 
     
 
 
 
 

UNS DÉUS FEROTGES
(2022)

Daniel Genís

Editorial:
Males Herbes
(2022)


Colección:
Distorsions

Núm:
93

Páginas:
263

 
     
Uns déus ferotges

Siempre es importante que una primera novela, un primer escrito publicado sea una buena carta de presentación. Una suerte de fotografía de lo que un autor, hasta entonces desconocido, puede ofrecer al lector.

Y la carta de presentación de Daniel Genís — también conocido por dirigir el principal portal web en catalán relacionado con el fantástico como es El Biblionauta—. Es esta novela titulada Uns déus ferotges, una aventura de cariz iniciático por escenarios mediterráneos y del próximo oriente que nos hace pensar en cuentos y leyendas y que nos traen un regusto a aires clásicos. Abu Jafar es un chico de dieciséis años nacido en València. Vive con sus padres y ayuda a llevar un antro de mala muerte donde se dejan ver de vez en cuando cuentacuentos venidos de quién sabe dónde, fabuladores enigmáticos, marineros de tierras lejanas y personajes atípicos que le ayudan a aguantar una vida monótona. Jafar es un pequeño descreído en un mundo plenamente religioso, en una tierra dominada por el islam pero donde a menudo encontramos también referencia a dioses antiguos. La València del XII no ofrecía demasiados entretenimientos para un joven soñador como Abu Jafar y su cabeza está lleno de historias de remotos lugares que le hacen brillar los ojos de emoción.

Un día nuestro protagonista decide irse —empujado por circunstancias uno poco el delictivas—, huir del hogar y buscar nuevos horizontes. Inicia, pues, un viaje impulsado por ideales románticos de gloria y aventura, de continuar el legado que sus ancestros le otorgaron —o eso se piensa él— y en definitiva de liberarse de la familia y de una ciudad que le agobia.

(...) “—eres un soñador, como todos los poetas. Has escuchado demasiadas historias y ahora buscas desesperadamente cómo vivir una de ellas — (...)”

La narración de su particular odisea está escrita en primera persona en las páginas que tan gentilmente Daniel Genís nos ha traído a las manos. Y aquí recae también uno de los puntos fuertes de esta narración: El lenguaje familiar, cercano, de un chico adolescente que ve con nuevos ojos todo lo que le rodea porque de repente todo es diferente, fascinante y estimulante. Nada que decir sobre cómo habla Jafar (excepto por el uso de ciertos anacronismos) pero donde el autor la clava es cómo estructura este viaje, como decíamos, iniciático por los que para muchos era básicamente el mundo conocido.

Y es que Uns déus ferotges por un lado se adentra en el estilo oriental propio de Las mil y una noches incorporando pequeños cuentos en la narración principal. Jafar recibe muchas aportaciones en forma de narración oral en sus encuentros con otros personajes durante todo su periplo. Estos cuentos tienen casi siempre una impronta fantástica que les hace encajar a la perfección con el tono de la historia. De hecho, algunos de ellos funcionarían de forma independiente pero aquí radica la habilidad de Daniel Genís: Convertir unas fábulas en partes esenciales de la obra, de la trama por donde transcurren los extraños senderos de Abu Jafar. Y si hay un nombre que se repite a menudo en estas historias que escucha nuestro joven protagonista es Ma-Galah, el nombre de un dios, un espíritu, una esencia que le persigue por donde va.

Daniel Genís mezcla con bastante cuidado, pues, este viaje introductorio a la vida adulta del Jafar con pequeños préstamos y guiños de los mundos imaginados por Poe o Lovecraft. Lo hace de forma sutil, para acompañar a la narrativa y para espolear la imaginación del lector.

Abu Jafar, el muchacho que se marchó del este de la península ibérica para embarcarse, junto con otros compañeros de viaje hacia la sagrada Meca se va endureciendo y sobrevive a odiseas repletas de maravillas, propias de la mitología oriental y de mundos oníricos y tenebrosos. He echado de menos, quizás más confraternización, más complicidad con ciertos personajes que no pasan de secundarios rasos. También es cierto que la estructura de la novela, en forma de relato encontrado, insinúa de cuando en cuando que se han perdido capítulos de modo que podemos pensar que se han desvanecido momentos, miradas, conversaciones que quizás eran trascendentes.

Así pues, ¿qué podemos esperar de esta aventura? Pues sobre todo una narración amena pero cuidadosa, que invita a seguir leyendo aunque en ningún momento atisbemos una misión, un objetivo real para Abu Jafar. Quizás, más que objetivo, esta aventura sirva para que abra los ojos al mundo que no podría palpar si se hubiera quedado en València, si un caso el hito de todo sea simplemente acompañar al chico a descubrir maravillas por este mediterráneo forjado de leyendas o por unos desiertos infinitos donde los djinns miran a los viajeros perdidos.

Y sí, el final, tan abierto, tan poco esclarecedor, me ha dejado algo desilusionado. Quizás porque siempre esperas un final que ligue con la expectación que despierta la narración. Cierto es que el epílogo, la nota final, nos insinúa mucho pero no nos concreta demasiado. En mi modesta opinión me hubiera gustado más que este epílogo se hubiera integrado en la novela.

Daniel Genís, pues, se estrena con buena nota. Porque sobre todo sabe narrar una aventura y ha sabido otorgarle un toque original integrando todas estas fábulas y leyendas. Porque tiene un buen ritmo que invita a leer. Porque sabe mantener un misterio y te hace sentir empatía por su personaje principal. Y todo esto no es ni simple ni fácil.

Uns déus ferorges gustará a los aventureros, soñadores y lectores que buscan un enfoque diferente de una historia de viajes y encuentros, de sentido de la maravilla en un entorno fantástico y, en definitiva, otra visión del viaje del héroe.

Eloi Puig
24/07/2022

 

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