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Desde un primer momento los editores de Laertes tuvieron clara la idea de que querían publicar todas las aventuras de Conan escritas por Robert E. Howard en orden cronológico interno y no por orden de publicación; es decir, mostrando primero las gestas de nuestro bárbaro favorito desde que era joven hasta llegar a la madurez. Y curiosamente, algunos de los primeros relatos escritos por Howard sobre el cimmerio fueron los recogidos en el presente volumen… cuando Conan ya ha dejado atrás mil batallas y se convierte en… rey de Aquilonia.
Lo que más me ha sorprendido de las tres historias que hoy conforman este sexto volumen es que son relatos de una calidad incluso superior a los cuentos que más tarde construyeron la historia de Conan, el bárbaro. Y es que tanto «Más allá del río negro», como «El Fénix en la espada» y «La ciudadela escarlata» se sitúan fácilmente entre las mejores aventuras que nos dejó Robert E. Howard.
La otra curiosidad que he encontrado, si me lo permitís, es que este debe ser, por un lado, el único volumen publicado hasta ahora donde Conan no se rodea de ninguna joven o voluptuosa princesa, donde ninguna persona del sexo femenino interviene en la trama. Y por poto lado, en todas las historias la magia toma mucho protagonismo; los brujos y sus malas artes hostigan a nuestro héroe y convierten los relatos en un festín de magia, sangre y honor; en pura espada y brujería, tal como definió este término —años más tarde— mi queridísimo Fritz Leiber.
Comenzamos con «Más allá del río negro», donde encontramos a un Conan serio y taciturno. Más maduro y reflexivo. Conan ha vivido ya centenares de peleas, guerras y todo tipo de desafíos, y ahora reflexiona más sobre lo que le muestran sus ojos y su mente, al menos en un primer término. Después, quizá ejecuta más las acciones que le dicta el corazón y la barbarie que lleva dentro. Este relato es de una tensión extrema y se constata también cierta crítica del autor hacia el colonialismo y los derechos de los indígenas. De hecho, casi podríamos definir este cuento como un western fantástico, donde el avance de la civilización de reinos como el de Aquilonia amenaza a las tribus salvajes de los pictos que viven… más allá del río Negro.
Es un relato repleto de hostilidad y tensión, con una persecución implacable y seres fantásticos convocados por la magia chamánica. Conan y un joven guerrero se ven atrapados por los pictos al inicio de una misión de reconocimiento más allá del último fuerte de la civilización. Se supone que los pictos no están gobernados por ningún caudillo… viven en pequeños clanes, y por ello aún no representan un peligro inmediato para los asentamientos que intentan establecer colonos en sus tierras. Pero parece que eso ha cambiado y Conan se da cuenta demasiado tarde. Por un lado deberá actuar con inteligencia, pero por otro tendrá que liberar todo su instinto salvaje para enfrentarse a peligros inmensos.
“Los ojos del bárbaro resplandecían con un fuego que jamás mostraba ante la presencia de hombres civilizados. En aquel instante era un ser absolutamente salvaje y se había olvidado de su compañero. En la mirada tan peculiar del cimmerio, el tauranés vio y reconoció imprecisas imágenes primitivas, recuerdos expresados de manera parcial, sombras de los orígenes de la vida que las razas sofisticadas habían repudiado y olvidado.”
En esta historia encontraremos acción trepidante, luchas contra salvajes y contra monstruos antediluvianos. Y todo ello regado con la mejor narrativa de Robert E. Howard.
“Era un monstruo carnívoro, una pesadilla de colmillos y garras de la cual la evolución se había apartado desesperadamente.”
El segundo cuento se titula «El Fénix en la espada», y fue la primera obra publicada de Conan, en el año 1932. Curiosamente, la primera aparición del bárbaro fue ya como un autoproclamado rey de Aquilonia. Pero Howard nos muestra aquí a un hombre cansado de ser rey.
“Me había preparado para arrebatar la corona, no para llevarla puesta. En los antiguos días de libertad, solo necesitaba una espada afilada y camino recto hacia mis enemigos. Ahora no hay camino recto y la espada es inútil.”
Conan es rey, pero el cargo le pesa. Tras librarse del patético gobernante anterior, ahora deberá enfrentarse a su primera conspiración para derrocarlo. Magia acompañada de feroces combates se mezclan en una batalla donde espíritus del pasado ayudan a Conan contra el peligro del presente.
Y llegamos a «La ciudadela escarlata», donde un rey Conan derrotado y capturado se enfrenta a los horrores de túneles y pasadizos bajo una tenebrosa fortaleza. Una aventura que me recuerda a los decorados de cartón piedra de las películas de aventuras de bajo presupuesto. Tras cualquier recodo podría aparecer un monstruo… incluso proveniente del espacio exterior.
Conan es enviado a morir en unas cavernas bajo la Ciudadela Escarlata, y allí intenta sobrevivir mientras descubre horrores dignos de las peores pesadillas. Más adelante, la trama desemboca en una narración con un pulso magnífico que se transforma en una batalla épica digna de los mejores narradores. Un cuento donde se constata que el bárbaro no se siente cómodo entre los brujos, aunque se aproveche de su magia.
En «La ciudadela escarlata» queda claro que, en el fondo, el bárbaro se siente más cómodo como guerrero, pirata o mercenario que como regente de un reino que le da la espalda al menor contratiempo. Un cuento magnífico que evidencia, una vez más, el talento narrativo de Howard y que nos sumerge en la esencia de lo que esperamos de un personaje como Conan, el bárbaro.
“—La barbarie es el estado natural de la humanidad —espetó el habitante del bosque mientras observaba al cimmerio de manera sombría—. La civilización no es natural, sino un capricho del destino. La barbarie siempre acabará triunfando.”
Eloi Puig
15/11/2025
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