Carl, el mazmorrero
FANTASÍA - HUMOR
 
     
 
 
 
 

CARL, EL MAZMORRERO
(2020)

Matt Dinniman

Editorial:
Nova CF
(2020)


Colección:
---

Núm:
---

Páginas:
462

Traductor:
David Tejera



 
     
Carl, el mazmorrero

Las comparaciones son odiosas.

Y es que la novela que está en boca de muchos este verano por su frescura y por su complicidad con el fandom friki venía precedida por recomendaciones y blurbs que señalaban que era una mezcla de Ready Player One con más rol, con más diversión, y que iba a gustar tanto a los nostálgicos como a las generaciones actuales.

Y no, no ha sido eso, ni de lejos. Para empezar, es una novela centrada mucho más en los videojuegos que en el rol en sí. Gustará más a los fanáticos de subir de nivel y matar sin parar en una maldita mazmorra absurda que a los jugadores de rol clásico. Y quizá también tocará la fibra a algún nostálgico de Dungeons & Dragons si es que aquellos jugadores hacían algo más aparte de entrar en laberínticas mazmorras llenas de trampas y peligros para conseguir tesoros. Por mi parte siempre he estado más cerca del MERP (el primer juego de rol de El Señor de los Anillos) y claro, estas alocadas aventuras subterráneas no las hacíamos, hmm... tan a menudo (ahora que recuerdo una aventura en Moria que...).

Venga, dejemos la nostalgia a un lado y en todo caso, vayamos a analizar brevemente esta novela insolente y por qué no, también vertiginosa que nos ha escrito Matt Dinniman. El principal problema que tengo con ella es que no me la creo. Nada. Cero. Ni un capítulo. ¿Qué quiero decir con esto? Que la premisa con la que de manera artificiosa el autor monta su historia se pasa por el forro el sentido de la credibilidad y solo busca construir un escenario propicio para desarrollar su rol de videojuego burdo. Fijaos en esto: Una fría noche de invierno, de repente, todos los objetos y construcciones del mundo se derrumban, se allanan, desaparecen. Solo sobreviven las personas que estaban al aire libre, sin un techo que pudiera aplastarlas. Al cabo de unos minutos, unos hologramas luminosos comunican que los supervivientes tienen derecho a entrar en unas mazmorras que se han creado mágicamente por todo el planeta para participar en un juego mortal donde podrán intentar superar obstáculos y subir de nivel para adentrarse cada vez más en las mazmorras. Y mientras tanto todo esto será televisado y retransmitido en directo para los billones de extraterrestres que ven cada año el show. Y mira, este año le ha tocado a la Tierra, qué putada, ¿no?

Bien, no sé si ahora me entendéis cuando digo que las comparaciones son odiosas. En Ready Player One encontrábamos una trama sólida y una aventura creíble que se adentraba en buena parte de la cultura pop de los años ochenta. Aquí partimos de una premisa absurda que no se sostiene en ningún momento y que solo quiere dejarlo todo listo para que pasemos a jugar (o a hacer ver que jugamos) en un universo mágico que todavía no entendemos cómo funciona. Más que Ready Player One, el comienzo y el planteamiento surrealista de la novela recuerda a la Guía del autoestopista galáctico de Douglas Adams (solo que allí te morías de risa con el primer capítulo y aquí no).

Va, hagamos un inciso y hablemos de cosas positivas que, a pesar del planteamiento que os he comentado, las tiene, y varias. Vamos allá: para empezar, nuestro protagonista es Carl, un chico más bien normal que acaba de cortar con la novia y convive con la gata presumida de su ex. El punto a favor es, sin embargo, que su acompañante por las mazmorras será precisamente la gata, Donut, que durante el juego al menos podrá hablar y dar su punto de vista felino sobre los peligros y lo que hay que hacer en cada momento. Mirad, esto me ha gustado, Dinniman le da un toque de humor extra con esta pareja estrambótica y eso da bastante juego a la relación.

Más cosas buenas: El ritmo es trepidante. Una vez empiezas no paras de leer siempre y cuando guardes en un rincón remoto de tu mente el hecho de que no te crees nada de lo que está pasando... que los participantes forman parte de un videojuego y este reality show lo está viendo medio universo. Si dejas todo esto aparcado, puedes intentar disfrutar de las aventuras y notarás cómo mucho más rápido de lo que pensabas, te estás puliendo el libro con un nervio y velocidad escandalosa.

Pero aunque nos pueda hacer cierta gracia comprobar cómo Carl y Donut van adaptándose a las reglas del juego, a comprobar cómo la fastidian de vez en cuando y cómo matan, asesinan y destruyen a los PNJs (Personajes No Jugadores), también nos daremos cuenta de que el concepto es bastante repetitivo: Exploración, matar enemigos, subir de nivel y planear cómo deshacerse del jefe de sección o del malo que les impide avanzar hacia niveles inferiores. Pero básicamente: Matar, matar, matar... (demasiado, si queréis mi opinión) para conseguir puntos de experiencia y mejorar las habilidades de tu personaje, o sea de Carl y Donut.

Existe un tiempo límite y nuestros protagonistas tendrán que luchar contra monstruos y enemigos diversos, pero también se toparán con otros supervivientes. Que sean aliados o enemigos dependerá de muchos factores. Como un valor añadido, el autor inserta nuevos retos y escenarios que rompen la monotonía de saquear los objetos y tesoros que nuestros exploradores van acaparando con cada matanza, como por ejemplo las entrevistas televisadas para ganar la simpatía de los patrocinadores. Sí, los jugadores tienen que caer bien a la audiencia para que esta les envíe objetos y regalos provechosos.

El caso es que Dinniman poco a poco va introduciendo conceptos y misterios sobre la misma estructura del juego y sobre todo en todo lo referente a los extraterrestres que han montado el show: Sus políticas, facciones y luchas internas que parecen afectar cada vez más a la gran mazmorra en que se ha convertido el planeta Tierra. Pensad que los jugadores tienen que bajar unos 18 niveles para ganar. La mayoría no pasan de los primeros y en este volumen solo disfrutaréis de los dos niveles superiores —la saga está compuesta de al menos ocho novelas—. ¿Ah? ¿Que no lo sabíais? ¿Que en la contraportada no avisaba para nada que esto era una saga larguísima? Yo tampoco lo sabía... y me molesta que las editoriales escondan esta información. Mucho.

Carl, el mazmorrero es una aventura que pasa volando, entretenida a veces, repetitiva otras. Siempre con el afán de captar la atención del lector, especialmente si está acostumbrado a jugar a videojuegos donde vas mejorando el personaje a medida que este progresa. Pero el planteamiento es muy débil para mi gusto, y la credibilidad de la historia queda bajo mínimos aunque la hayan envuelto en humor. Ahora bien, si buscáis un entretenimiento ligero, de rápida lectura y que os haga sonreír de vez en cuando, la novela de Matt Dinniman asume este rol a la perfección.

Eloi Puig
04/09/2025

 

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