Capipota
FANTASÍA -BIZARRO
 
     
 
 
 
 

CAPIPOTA
(2025)

Enric Herce

Editorial:
Llibres del delicte
(2025)


Colección:
Spècula

Núm:
13

Páginas:
274

Ilustrador:
Àlex Santaló

Otras ediciones:
No existen ediciones en castellano

 
     
Capipota

Algunos sabéis que tengo cierta debilidad por el género bizarro. Quizás se deba a la nostalgia de los ochenta con aquellas propuestas cinematográficas de serie B que tanto disfrutaba con los amigos, pero sin duda también ha influenciado (y mucho) descubrir esta literatura desinhibida, morbosa, absurda y muy divertida que nos han traído autores de tanto renombre como Carlton Mellick III.

El bizarro es un subgénero de lo fantástico que no siempre llega bien a todo el mundo. Es lógico: Es provocativo y no siempre el lector está mentalmente abierto a recibir inputs tan estrambóticos de una lectura tan inverosímil. Por eso es importante que autores como Enric Herce se hayan atrevido, para normalizar el bizarro en catalán —dentro de lo posible para un nicho tan minonitario—. Pero ¡Eh! Que Herce ya nos presentó novelas ciberpunk en catalán y que casi podemos decir que es el único referente actual (junto con Ricard Efa) de este otro género típico de los ochenta. Quiero decir, que quieras o no Herce abre caminos y los ensancha allá por donde pasa.

Con todo esto, básicamente he querido dejar clara una cosa: Y es que Enric Herce (el de Reus, no el cocinero) escribe lo que quiere sin querer sumergirse con las tendencias actuales. Y por tanto nos ha traído este Capipota que creo que podemos decir que es la primera experiencia que tengo leyendo bizarro en mi lengua

Es algo complicado hablar de Capipota sin desvelar demasiado de la trama. Podemos decir que es una mezcla explosiva del fantástico más gamberro con personajes grotescos que actúan en un escenario a priori cotidiano pero repleto de pequeñas referencias y detalles que nos hacen enloquecer y sonreír a la vez: Cerebros recubiertos de mermelada de frambuesas, ombligos que segregan salsas para aliñar, posesiones fantasmales bien divertidas y también otras posesiones de objetos inanimados... pero sobre todo comprobaremos cómo funciona la burocracia celestial, un término, una idea, que no es nueva y que hemos visto varias veces en la literatura fantástica (en Buenos presagios por ejemplo)... esa clase de administración donde los ángeles, demonios (o sus esbirros) hacen y deshacen para intentar controlar el mundo de los humanos... (sean como sean los humanos, tampoco nos pondremos muy tiquismiquis ahora).

El primer obstáculo a que se enfrenta cualquier novela bizarra es albergar las ideas del autor, por muy excéntricas y pintorescas que puedan parecer, en una línea de acción coherente con el tono y con el estilo de la novela. Hay que manejar con mucha delicadeza esa extraña y difícil frontera entre el realismo mágico y el sentido de la incredulidad. O sea que por muy extraños hechos que ocurran, si los personajes de éste lo perciben como algo normal, hay que hacerlo notar. Si alguien se moja pan en el ombligo de vez en cuando para picaralgo... debe percibirse como algo habitual... tanto para los personajes como para el lector.

Y eso Herce lo consigue, logra con creces ese hito. Leemos su novela y las particularidades de su trama con creciente interés y normalidad. Al principio nos pone las cosas fáciles: La novela comienza como una investigación criminal donde un detective privado es contratado para encontrar al asesino en serie Capipota. Naturalmente, la investigación abrirá sus puertas a algo mucho más trascendente (cosmológicamente hablando). Y es que parece que una antigua apuesta entre los dos bandos del plano inmaterial que quieren controlar el destino de la humanidad han exprimido sus últimos esfuerzos en ganar de manera definitiva esa batalla épica que lleva durando milenios. Y Capipota es la clave.

Y ahora que sabemos por dónde van los tiros... sólo queda soltarse y flipar con la novela. Herce nos deja momentos muy buenos en escenas memorables, también juega con autorreferenciarse con sus relatos (cuando aparece el párrafo refiriéndose al cuento «Anit en Martí va tornar a parlar en somnis » casi que me siento interpelado directamente. Bueno, fue así de hecho). Pero también, obviamente hace pequeños homenajes como por ejemplo en Onofre de Dip de Las Historias Naturales o menciona el splatterpunk cultivado por autores como Sergi G. Oset (que por cierto, entrevistó de forma sublime a Enric Herce como invitado de honor en la pasada CatCon 2025).

Pero hablemos también de la parte mejorable, la que creo que no ha logrado destacar especialmente. Me refiero a los personajes. Uno de los puntos fuertes de cualquier novela bizarra son estas inquietas almas que pueblan sus páginas, que de tan extraaos o especiales nos las hacemos nuestras, nos cautivan de alguna manera u otra. El autor ha construido aquí una novela coral, con multitud de personajes, incluso casi que no podemos determinar que ninguno sea un protagonista absoluto (ni mucho menos el Capipota al que se refiere el título).

Algunos personajes son potencialmente muy poderosos, sea por su talante o por las curiosas habilidades que poseen, pero al haber tantos, Herce no dedica el tiempo suficiente a todos ellos y los explota poco. Me he quedado con ganas de conocer más a fondo los componentes del Ghost Club por ejemplo, o de saber más cosas del más allá a través de Conxita, que está muerta pero le gusta contar chismes del otro mundo a través del cuerpo de su marido. O profundizar en el personaje de McKenzie, encarnada en este tipo de muñeca de plástico judoka de tamaño real. Son algunos ejemplos sólo. Enric Herce juega con los individuos extravagantes que ha creado pero a mi modesto parecer no les dedica suficiente atención de modo que algunos sólo aparecen de forma esporádica pese a resultar bastante claves para la trama. Vamos, que quisiéramos saber más de todos.

Sin embargo, a pesar de no conectar demasiado con estos héroes y antihéroes que actúan en esta particular novela, no significa que no te encajen. La cuestión es que no te sobren, que no sea superfluos y que el autor haya sido capaz de dotarles de vida en una trama loca como esta. Y en eso, no cabe duda de que lo ha conseguido.

Capipota es, en definitiva, un divertimento bizarro, una novela de trama transgresora como toda buena obra de este subgénero y que a través del humor y las peripecias de unos personajes que se mueven en medio de una trama de proporciones bíblicas os harán pasar un buen rato, que no es poco.

Muy contento de que el escritor del Baix Camp haya decidido romper esquemas en la literatura fantástica en catalán. Quizás no es su novela más redonda pero sin duda es de las más difíciles de escribir debido a las exigencias humorísticas y de trama que se necesitan para llevarnos una buena historia bizarra como es debido. Todos mis respetos, pues.

Eloi Puig
07/06/2025

 

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