Kirinyaga
CF- DISTOPIA
 
     
 
 
 
 

KIRINYAGA
Kirinyaga
(1998,2008)

Mike Resnick

Editorial:
Gigamesh
(2017)


Colección:
Ficción

Núm:
64

Páginas:
349

Traductor:
Ramón Peña


 
     
Kirinyaga

Permitidme que os comente brevemente como conocí la obra de Mike Resnick:

El primer encuentro con el autor de Chicago no podía haber sido mejor. Fue durante la lectura de la revista Gigamesh 42 cuando me topé con un cuento que me dejó clavado al sillón: "He tocado el cielo". Una de las pocas historias que he valorado con un 10 redondo y que no me he cansado de recomendar a todo el mundo, especialmente a los lectores mainstream para evidenciar el gran papel que puede aportar la ciencia ficción en la literatura de ideas. Por cierto que en esa misma revista también había otro gran cuento: "El sumidero de la memoria" (Premio Ignotus 2006). Unos años después la revista Catarsi publicaba dos cuentos más de Mike Resnick colaborando con Lezli Robyn (inéditos en castellano) titulados "Ànimes bessones" y "L'escalfabanquetes". Ambos cuentos se llevaron el Premi Ictineu de sus respectivos años. Más adelante me enteré que "He tocado el cielo" formaba parte de una recopilación en forma de fix-up que Mike Resnick publicó hace unas décadas, una colección que ahora tenemos en nuestras manos con su título original: Kirinyaga.

Mike Resnick es un autor muy prolífico, escritor tan de space operas sencillas como de historias comprometidas, es ganador de varios premios Hugo (y muchos otros) y aunque posee varias obras publicadas aquí (sea en castellano o catalán ) todavía no había llegado la que para muchos es su obra magna, este Kirinyaga. Pero qué tiene de especial esta novela? Para empezar me gusta insistir que Kirinyaga ofrece lo que me esperaba: Una excelente visión distópica sobre la creación de una utopía. Sí, habéis oído bien. Mike Resnick nos plantea el diseño de una utopía, la oportunidad para que una sociedad viva como quiera siguiendo sus ideales al 100%, erradicando las influencias a las que han sido sometidos en el pasado. Estamos hablando de los kikuyus, una de las tribus originarias del cuerno de África, (actualmente en el estado de Kenia). En el siglo XXII se inicia un programa eutrópico desde la Tierra donde se permite colonizar pequeños planetas y vivir sin restricciones según las creencias y costumbres de cada sociedad que los habite. Los Kikuyus que quisieron emigrar, lo hicieron al mundo bautizado como Kirinyaga, en honor a la montaña sagrada de sus antepasados. Y el encargado de velar para que las costumbres y la sociedad kikuyu vuelva a sus orígenes es Koriba. Y él es el verdadero protagonista de esta magnífica historia.

Koriba es un brujo, un mundumugu. Una persona muy inteligente que estudió en Europa y en EEUU pero que al volver a casa, a Kenia, decide embarcarse hacia Kirinyaga para ayudar a sus congéneres a volver a los orígenes, a buscar la utopía de vida que los europeos les robaron. Esto significa que allí se convierte en el mundumugu, la persona de más poder en el poblado, el consejero, médico, vigilante de la ética y de la moral, de las costumbres y de las tradiciones. En Kirinyaga, pues, los kikuyus viven como antes de la llegada de los europeos a África, sin las comodidades modernas -a las que todos han renunciado voluntariamente-. Pero Koriba sí tiene un ordenador con que puede comunicarse con Mantenimiento, o lo que es lo mismo con la Tierra para que se ajuste el clima y permita buenas cosechas cuando es necesario o para pedir transbordadores para asistir a los kikuyus que quieren marcharse .

¿Hasta qué punto pues las creencias de Koriba son hipócritas?. Él domina el clima, sabe perfectamente que sin ayuda de la Tierra los habitantes de la utopía corren peligro de coger enfermedades o no de curarse adecuadamente. Él pide ayuda a su dios N'Gai, prepara bálsamos, hace sortilegios etc ... en un mundo totalmente controlado tecnológicamente donde incluso los animales son clones. Hipocresía? Fe? Fanatismo? Koriba se erige como la última voz ante la Tierra, es quien ostenta la decisión final en permitir o no la intervención de los no kikuyus en sus asuntos. Es un líder espiritual pero que tiene poder por encima del jefe de la tribu. En el fondo Koriba busca el purismo, el retorno idílico, casi romántico, al pasado donde cada persona tiene su papel y no busca ninguno más. Y esto en pleno siglo XXI significa sexismo hacia la mujer (que lo acepta voluntariamente para seguir las tradiciones), significa no pedir ayuda de ningún tipo por miedo a la contaminación cultural. Significa renunciar a que la tribu adquiera conocimientos (los kikuyus pre-colonizados no sabían leer o escribir por ejemplo) y una larga serie de barreras que Koriba erige de forma firme y sin sutilezas entorno a su amada utopía.

Koriba es un personaje excelente, grandioso. A través de los diálogos y de las fábulas y alegorías que narra siempre propone una respuesta u otra para contener la contaminación cultural que mencionaba, para detener el progreso o el cambio de ideas de los kikuyus, para frenar cualquier idea que pueda a la larga hacer variar aunque sea mínimamente la sociedad que ha creado en Kirinyaga. Es un personaje entrañable y odioso vez. Resnick consigue un hecho increíble: Que un personaje retrógrado, intransigente y alejado de nuestros convencionalismos nos atraiga de forma hipnótica, casi enfermiza, tanto por su carácter como por su endiablada tozudez lapidaria.

Mike Resnick, a través de varias historias ambientadas todas ellas en Kirinyaga, en forma de fix-up, fuerza la estabilidad de la utopía de Koriba hasta el límite, hasta que ya no discernimos si se trata realmente de una sociedad ideal o de una distopía. Como se dice más de una vez: Tu utopía puede resultar una distopía por los demás. En estos cuentos encontraremos siempre debates éticos sobre cómo avanzar en la sociedad de los kikuyus, razones de si las tribus ancestrales realmente vivían en armonía con su entorno - aunque sea falso, recreado de nuevo como es Kirinyaga- o si la sociedad tiende siempre hacia al cambio, hacia la adaptación. Basta leer las respuestas de Koriba para saber la respuesta.

Estos cuentos afectaron sensiblemente a los lectores y críticos de la época (hablamos de finales de los noventa) pues más de uno acusaba al autor de machista y retrógrado. Hasta el punto de que el mismo Resnick tuvo que emitir un comunicado negando que sus ideas fueran las mismas que salían de la boca de su personaje Koriba (disponible al final del libro). Un poco como los eternos e inacabales debates en torno al fascismo de Heinlein vaya.

Años más tarde la presión para continuar las historias de Kirinyaga hizo que Resnick escribiera una breve continuación bajo el nombre de Kilimanjaro, donde en este caso la tribu que colonizaba uno de los planetas eutrópicos eran los masái y lo bautizaban igual que su montaña sagrada. Estos cuentos, mucho más breves y sin el alma de Koriba también han sido incluidos en el presente recoge.

Gigamesh ya hacía tiempo que ida detrás de Kirinyaga para traducirlo. Quizás influenciado en parte porque uno de los máximos entendidos de Mike Resnick en este país, el Ramon Peña trabaja allí. La traducción del mismo Peña es sublime y se complementa además con una genialidad de portada de Enrique Corominas. Todo ello hace que en mi modesta opinión, este sea uno de los volúmenes más completos que ha sacado Gigamesh en su colección Ficción.

Ahora a disfrutarla, con calma, quien no conozca la obra del autor, esta es una perfecta excusa para empezar.

Eloi Puig, 13 de julio del 2017

 

Premios:

1989 Hugo por "Kirinyaga"
1991 Hugo por "The manamouki"
1996 Locus por "Cuando mueren los viejos dioses"
2000 Seiun (Japón) por "Kirinyaga"
2016 Galaxy (China) por "Kirinyaga"

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