El cetro de Zink
FANTASÍA JUVENIL
 
     
 
 
 
 

EL CEPTRE DE ZINK
(2006)

Joan Llongueras & Mercè Masnou

Editorial:
Roca Editorial
(2006)


Colección:
Kadingir

Núm:
1

Páginas:
363

Saga:

Kadingir/1

Lecturas relacionadas:
El senyor de Zapp


Otras ediciones:

CASTELLANO:
2006 Roca Editorial

 
     
El cetro de Zink

No soy un gran lector de fantasía juvenil. Normalmente sólo me acerco a aquellos que han tenido un cierto grado de fama debido a premios especializados o que han sido promocionados por el infalible sistema del boca-oreja. De hecho, exceptuando la saga de Harry Potter y algún que otro libro suelto no me ha interesado demasiado este tipo de literatura -al menos desde que tenía 15 años- y no por que no sea buena literatura si no por que tengo miedo de cansarme con sus personajes o tengo tendencia a pensar que las tramas no me atraerán de la misma manera ahora que hace veinte años. A veces acierto pensando así y a veces me equivoco y encuentro joyas dedicadas al público juvenil que merecerían estar en otras estanterías más adultas.

Lo que me llamó la atención de la saga de Kadingir no fue su argumento, si no su autoría: Era una saga de fantasía juvenil creada por autores autóctonos y en catalán. Cuando compré el libro, en verano de 2007, mi pareja buscaba precisamente eso: Fantasía juvenil casera, para alejarse un poco de las costumbres y los extraños nombres anglosajones. Pero por diversos motivos, yo no lo he leído hasta ahora, justo en el momento que los autores anuncian un tercer volumen (precuela) para la que buscan nueva editorial. También es una historia curiosa esta: Este primer volumen, El cetro de Zink tuvo un meritorio éxito -unos 8000 volúmenes vendidos en español y 2000 en catalán según información extraída de la web de la saga- que pronosticaba una serie exitosa. Pero la falta de promoción del segundo volumen -según comentan los autores- propició que el libro se relegara al olvido en las estanterías de las librerías y que Roca editorial cancelara la colaboración con éstos. Misterios de la edición supongo.

Pero vayamos a lo que nos ocupa: El cetro de Zink, la primera novela ambientada en el universo de Kadingir. Primeras características: Es una saga focalizada claramente para un público juvenil de manera que no hay que ser muy meticuloso en ciertos aspectos mientras entretenga y haga disfrutar de la lectura; sin embargo mencionaré algunas deficiencias o aspectos que a mi juicio se pueden mejorar. Pero empecemos por el argumento: Ishtar es una niña de once años, desenvuelta, imaginativa, algo traviesa y muy lista para su edad -en muchos momentos me ha recordado a un Calvin (el amigo inseparable de Hobbes) más mayorcito-. En parte la culpa de su desbordante imaginación es debida a la educación de unos padre bohemios y de las cartas que recibe constantemente de su abuela arqueóloga. El día de su cumpleaños espera la llegada de la abuela –a la que no ha visto nunca- cuando se topará con una sorpresa que la hará viajar a otro universo: el planeta Ki.

El cetro de Zink es una novel.la fantástica que bebe de la ciencia ficción para acercarnos a una realidad paralela - el planeta Ki- donde conviven seis razas inteligentes, todas ellas evolucionadas de animales: Felinos, delfines, aves, reptiles, anfibios y obviamente simios, los humanos - aquí llamados zitis-. Los autores han planteado los libros como unas crónicas de este mundo paralelo, incluso existe una Kipedia para los que busquen más información al respecto. En Ki Ishtar deberá luchar, junto con sus nuevos amigos y mentores, para recuperar lo que es por derecho su herencia: el cetro de Zink que la llevará a ser reina de los zitis. Aparte de esto deberá crecer en el plano personal para enfrentarse a tres pruebas que le darán acceso al reino. Pero facciones enemigas no se lo pondrán fácil precisamente, especialmente cuando su abuela sea raptada.

La protagonista central de la historia es, como no podría ser de otra manera, Ishtar, un personaje muy espontáneo y que aporta muy buenos momentos al libro, especialmente a través de sus irónicos diálogos. Aquí pero hay que hacer un inciso, mientras que al principio las respuestas y chistes del Ishtar son deliciosos, poco a poco se van repitiendo en situaciones que no vienen al caso y corren el riesgo de ser el catalizador que nos puede etiquetar el Ishtar como repelente. En todo caso, los autores abusan un poco de su lengua rápida, pero poco a poco enderezan la situación hasta hacerla tolareble.

La presentación de las razas y de los compañeros de viaje y aventuras del Ishtar es adecuada - tal vez en algún caso las similitudes entre los Kuzubis y los vulcanos de Star trek son demasiado evidentes- pero en general la imaginación corre junto a la creatividad de los autores. Bien planteado el tema de que no existen razas buenas o malas si no individuos que actúan siguiendo los instintos, sean de la raza que sean. Un toque de gris que da un aire más realista y verosímil a los habitantes de Ki.

El primer tercio de la novela es notable, más incluso: adictivo, innovador, divertido y fresco. Las aventuras del Ishtar por su casa y cuando descubre los portales dimensionales son espléndidas. También el resto de personajes que aparecen en este primer tramo están a la altura. Después del segundo viaje hacia Ki, parece que a los autores les gane el empeño de explicar muchas cosas en pocas páginas, realizando viajes, que no siempre tienen mucho sentido, para explorar de forma vaga y un poco indeterminada el planeta Ki. Aquí hay un aspecto negativo y son las incoherencias geográficas que presenta el territorio - o el mapa-. Mientras que en ocasiones los protagonistas deben pasar semanas viajando para llegar a un lugar a veces llegan en unas horas. O el mapa está mal hecho o no se entiende que ejércitos enteros crucen continentes tan rápidamente o que personajes como Ulla vuelen a través de masas continentales en poco tiempo. También es posible que me haya confundido, pero estos detalles -que no interfieren en absoluto en el desarrollo de la obra- para mí son importantes.

En el segundo tercio de la novela se nos presentan entre otras cosas las costumbres y la tecnología de cada raza, y aquí creo que se peca un poco de precipitación, pues sólo se dan cuatro pinceladas que no acaban de explicar las diferencias tecnológicas entre los diferentes habitantes de Ki, pero probablemente en posteriores volúmenes haya más tiempo para dedicarle a este tema.

La parte final resuelve buena parte de los enigmas planteados - de manera un poco brusca como es el caso de la búsqueda del cetro- pero sin la tensión que uno esperaría a estas alturas. Es paradójico como se quiere dar un sentido épico a la lucha -desproporcionada- entre los componentes del equipo que ayuda a Ishtar y todo un ejército de tidnums -humanoides guerreros con cara de felino- y en cambio que el carácter épico propio de este tipo de lucha o de las revueltas populares que se mencionan en la novela no exista pues estos hechos sólo se describen a posteriori ofreciendo el resultado final. En todo caso, la aventura continúa. El volumen es más o menos autoconclusivo pero deja hilos argumentales importantes para seguir leyendo la siguiente entrega, El señor de Zapp

Resumiendo, una novela más que entretenida que nos abre las puertas a un nuevo mundo muy imaginativo, narrado con solvencia, pero con algunas carencias argumentales, especialmente a partir de la mitad del libro, donde algunas situaciones comprometidas se resuelven con demasiada precipitación; asimismo es una obra recomendable especialmente para todos aquellos que buscan el sentido de la maravilla en las novelas fantásticas. ¡Imaginación no falta!

Eloi Puig, 20/01/10

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